Se debe evitar el uso de escaleras y ascensores en caso de sismos

El Instituto Nacional de Defensa Civil, recomendó que quienes viven o trabajan en las partes altas de edificios, deben buscar refugios cerca de las columnas y evitar la evacuación por ascensores y escaleras.

Darío Chirinos, director regional de Indeci Costa Centro, indicó que ante una emergencia, el uso del ascensor es un enorme riesgo para la seguridad y la vida de las personas porque se podrían desprender y sus ocupantes pueden caer desde una gran altura.

»Jamás debemos utilizar los ascensores porque, con el mismo movimiento, las poleas o el sistema hidráulico que permiten su funcionamiento pueden colapsar y la caída sería inminente, con consecuencias incluso fatales», indicó Chirinos.

La misma recomendación se dio respecto al uso de las escaleras de los edificios, porque un sismo no solo puede ocasionar que las gradas de concreto colapsen, sino que la persona que desciente por ellas puede perder el equilibrio y sufrir una caída estrepitosa que podría tener consecuencias fatales.

»Aquí el riesgo no es sólo rodarnos por las escaleras, sino que las personas que lleguen por detrás nos atropellen y pisoteen, lo que nos puede causar graves lesiones y hasta costar la vida, ya que hay un riesgo de asfixia», manifestó el titular del Indeci Costa Centro.

Para evitar este tipo de situacionea, es recomendable permanecer en las zonas seguras del edificio, como columnas y el área cercana a los ascensores (que son más resistentes y estables) hasta que cese el movimiento sísmico.

Tras ello, recién de puede evacuar de manera ordenada por las escaleras hacia un lugar abierto y despejado como parques, canchitas de fútbol, porque siempre hay réplicas que se pueden dar y ocasionar el colapso de estructuras.

Ante tdoo es necesario mantener la calma, ubicar las zonas seguras y las rutas de evacuación para luego, de manera ordenada, abandonar el inmueble y ponerse a seguro.

Las juntas de propietarios de edificios se deben organizar para designar a sus propios brigadistas y organizar cada tres meses sus propios simulacros de sismo, para medir su capacidad de respuesta ante un movimiento telúrico.