Frases celebres sobre el Matrimonio

matrimonioEsta es una visión (humorística) de muchos caballeros casados.

– Cuando un hombre te roba tu mujer no hay mayor venganza que dejar que se la quede. (Sacha Guitry)

– Después del casamiento, marido y mujer se vuelven caras de una misma moneda; no pueden verse, pero siguen juntos. (Hemant Joshi)

– Por todos los medios, cásate. Si tu mujer es buena, serás feliz. Si tu mujer es mala, serás un filósofo. (Socrates)

– Las mujeres nos inspiran grandes cosas, y no nos dejan conseguirlas.  (Dumas)

– Recientemente leí que el amor es una cuestión de química. Debe ser por eso que mi esposa me trata como si fuera un desecho tóxico. (David Bissonette)

– La gran pregunta… que no he podido responder… es, ‘¿Qué quiere una mujer? (Sigmund Freud)

– Crucé unas palabras con mi mujer, y ella cruzó unos párrafos conmigo. (Anónimo)

– Algunas personas nos preguntan el secreto de nuestro largo matrimonio. Nos reservamos tiempo para ir a un restaurant dos veces por semana. Luz de velas, cena, música suave y baile. Ella va los jueves y yo los viernes. (Henny Youngman)

– No me preocupa el terrorismo. Estuve casado por dos años (Sam Kinison)

– Hay una manera de transferir fondos que es más rápida que en la banca por internet. Se llama matrimonio. (James Holt McGavran)

– Tuve mala suerte con mis dos esposas. La primera me dejó, la segunda no.’ (Patrick Murray)

– Dos secretos para mantener vivo el matrimonio
1. Cuando estés errado, admítelo
2. Cuando tengas razón, cállate. (Nash)

– La manera mas efectiva de recordar el cumpleaños de tu esposa es olvidarlo una vez. (Anónimo)

– ¿Sabes qué hice antes de casarme? Lo que quería.  (Henny Youngman)

– Mi esposa y yo fuimos felices por veinte años. Después nos conocimos. (Rodney Dangerfield)

– Una buena esposa siempre perdona a su marido cuando está equivocada. (Milton Berle)

– El matrimonio es la única guerra en la que uno duerme con el enemigo. (Anónimo)

– Un hombre puso un aviso en los clasificados: ‘Busco esposa’. Al día siguiente recibió cien cartas. Todas decían lo mismo: ‘Puedes quedarte con la mía.’ (Anónimo)

– Primer hombre (orgullosamente): ‘¡Mi esposa es un angel!’
Segundo hombre: ‘Tienes suerte, la mía sigue viva.’   (Anónimo)

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