Inculcando valores en los niños

Ser padres no se limita a satisfacer las necesidades básicas de los hijos, ejercer el rol de padres es una de las tareas más importantes del ser humano, nos permite ser guías y ser responsables del desarrollo de una persona, un integrante de la sociedad, un ser humano que tenemos el privilegio y también la responsabilidad de formar para el futuro.

Los padres desean lo mejor para sus hijos, la preocupación más común es brindarle una buena educación para que pueda, pero tan valioso como eso, es inculcarle valores para que pueda desenvolverse en la sociedad y sobre todo para su propia satisfacción y crecimiento personal.

Los valores son normas de conducta que marcan el buen comportamiento, los valores se constituyen en la base de no perjudicar a otras personas para lograr una buena convivencia en la sociedad.

Cómo se interiorizan los valores en los niños

Aunque hay controversia si el ser humano nace con un sentido de la moral, es decir, la consciencia de lo que está bien y mal, el concenso al que llegan los especialistas es que los valores se forman durante el periodo de la niñez a la adolescencia, a través de la socialización. Es en esa etapa en que los niños forman su sentido del bien y el mal, a través de los padres que son los transmisores de valores, en el transcurso de la vida diaria y más adelante, el colegio y los compañeros, amigos, ejercerán mayor influencia, por ello, es importante ocuparse de conocer a los amigos de los pequeños y conocer los valores que inculca el  colegio, llevar una relación fluida con los profesores y mantener siempre abierto el diálogo con los niños.

El niño aprende por imitación, si un padre le da sermones al pequeño sobre valores y buen comportamiento pero se conduce de otra manera,  esto último es lo que el pequeño absorberá y aprenderá, la acción es el verdadero ejemplo, no las palabras.

Educar a los niños en valores es más que imponerles normas o reglas, hay que explicarles el porqué de ellas, no es exigir obediencia ciega, es darles a entender con palabras sencillas que con ellas se trata de evitar dañar a otra persona y ponerse en el lugar del otro.

De hecho, la empatía es básica para desarrollar el sentido de la moral, sin esta capacidad que significa tratar de entender al otro, ponerse en su lugar; no puede formarse el sentido del bien y el mal.

 Cómo inculcar valores en los niños

Ser consecuente entre lo que se dice y se hace.
Poner límites, ejercer autoridad, algunos padres quieren ser amigos de sus hijos y temen ser demasiado estrictos, la relación de padre es mucho más que amistad, también es orientación y encaminar al niño a que sea responsable de sus actos, el castigo a veces puede ser necesario, no se habla de castigo físico que es contraproducente y dañino para el niño pero si de hacerles saber que hay comportamientos inadecuados y que el respeto es básico.
El aprendizaje de valores es continuo no es sólo de un día o charlar una vez con el hijo, es una tarea permanente.
Alentar valores como el respeto, la sinceridad, la honradez, elogiarlo si muestra actitudes basadas en valores.
Alimentar su autoestima, para que sea asertivo y pueda ser capaz de tener su propia opinión, esto lo hará capaz de evitar ceder a presiones o involucrarse en acciones negativas cuando sea adolescente.
Enseñar a los niños a tolerar la frustración, a que sean responsables por sus actos, enseñarles que toda acción trae una consecuencia.
Fomentar el diálogo, mostrarse abierto a las  preguntas de los niños.
Los niños pueden admirar a cantantes, actores, éstos pueden ser en alguna medida referentes pero no están en el entorno del niño, tienen cierta influencia, por ello, se puede aprovechar para dialogar con ellos, conocer a sus ídolos o artistas y saber que admiran de ellos.
Conocer las amistades de los niños; a medida que crecen, el grupo es más influyente en sus valores y comportamiento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo hacer para que el niño no se aburra en el museo?

Hoy es el Día Internacional de los Museos y pese a que en nuestro país no hay mucha química entre los niños y los museos, los padres tienen la misión de saber combinar los juegos y la experiencia educativa.

Antes de ir al museo, es ideal preparar a los niños para que tengan una idea de lo que verán. Por ejemplo, si se va a apreciar una exposición acerca de la Cultura Inca, se les puede ir leyendo cuentos acerca del Tahuantinsuyo, ver ilustraciones, ubicarlos en el mapa, etc. Eso generará en los niños expectativas de lo que verán en el museo.

Se puede realizar un juego de las fichas. Para esta actividad, se pueden emplear fichas hechas de cartón; el niño debe conservar 25 de ellas en una bolsita. Por un comportamiento inadecuado, perderá una ficha y no podrá ganar nada de la tienda del muso. Esto sirve para ir evitando inconductas al interior del museo.

Si el niño no ha sido regañado por una persona de seguridad por pararse demasiado cerca de las obras, se les pueden entregar fichas extras para reforzar su buen comportamiento.

Otra actividad es usar libreta y colores y que hagan su propia versión de pinturas famosas, en caso vayan a visitar una exposición de arte.

Tras ver los retratos se les puede pedir que se dibujen a si mismos. Es importante destacar que no hay una manera perfecta de crear arte porque cada quien ve las cosas de una manera distinta.

Si están viendo esculturas, se puede jugar a la »estatua congelada»: Se camina alrededor de la estatua y cuando se dice congelado, los niños se queda quietos en la misma posición que la escultura.

Estas actividades ayudarán a que los niños no vean como una actividad aburrida el salir de paseo al museo.

Los niños y sus miedos

Si tu hijo sufre por algún miedo es muy importante que le transmita tranquilidad, seguridad, y le ayude a superar a sus miedos con mucho cariño y comprensión. De una forma general, los miedos suelen aparecer en niños de edad comprendida entre los 3 y los 6 años de edad. El niño todavía no entiende el mundo que lo rodea y tampoco es capaz de separar lo real de lo imaginario. En los primeros años de vida, el niño conoce la existencia de personajes a través de los cuentos, películas, etc., y a la vez pasa a inventar compañeros y personajes, e incluso situaciones imaginarias.

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¿Cómo enseñar a los niños a compartir?

Los niños no son egoístas por naturales. El egoísmo de por sí se aprende, por lo que no sabemos aún, cómo enseñarle a los niños a que hagan lo que muchos de nosotros no hemos aprendido.

El acto de compartir es una de las habilidades sociales más difíciles de enseñas a los hijos, pues necesita de mucho tiempo y práctica.

Los bebes demuestran habilidades sociales desde el día que nacen. Por ejemplo, al escuchar la voz de mamá, al voltear la cabeza para seguirla, los pequeños están estableciendo un lazo social con su entorno y cuando empiezan a jugar con otros niños, estarán desarrollando habilidades sociales que serán positivas o negativas, dependiendo de las relaciones que tengan con sus padres, familiares y maestros.

Los niños con habilidades sociales positivas tienen una mayor probabilidad de salir adelante en el colegio y en la vida. Ellos pueden tener estas habilidades:

  • Jugar bien con los demás
  • Sentirse a gusto en su ambiente
  • Compartir, colaborar y cooperar
  • Respetar su turno en las actividades
  • Identifica y expresa sus sentimientos
  • Se preocupa con los demás

Precisamente, compartir es una de las habilidades más difíciles de enseñar a los niños. Ellos pueden aprender a compartir desde pequeños, pues están preparados para compartir juguetes a partir de los cuatro o cinco años.

¿Qué hacer para lograr que los niños compartan?

1. Los grupos de juego y los encuentros para la diversión con los amiguitos son formas populares empleadas por las familias para que los niños tengan la oportunidad de estar en compañía de otros niños de su misma edad.

2. No se le debe obligar a los niños a compartir, pues él tiene que estar preparado, por lo que debe ser estimulado por sus padres, familia o maestros. La mejor forma de educar a los niños a que sepan compartir es con el ejemplo. Deje que tu hijo te vea compartir regularmente.

3. El uso de palabras que estimulen a los niños o compartir es siempre importante. Cuando el niño deja que otro niño toque sus juguetes, felicítalo diciéndole que él es muy bueno, tiene un buen corazón y sabe ser amigo.

4. Aprovecha situaciones en que exijan compartir para enseñar a tu hijo.  Por ejemplo, si tienes un trozo de torta en casa, enséñale que debe compartirlo entre todos. Pide a tu hijo que lo haga. Él se sentirá partícipe de tu buena actitud.

5. Fomenta el juego en grupo con tu hijo. Él aprenderá también a colaborar, a expresarse, y otras habilidades sociales.

6. No compares a tu hijo con otros niños, pues no todos se desarrollan a mismo ritmo. Las habilidades sociales duran toda una vida y crecen a medida que nosotros mismos crecemos.

¿Qué hacer si su niño le tiene miedo al agua?

La temporada de verano se ha iniciado y con el correr de los años, muchos grupos médicos y diversos especialistas, han ido previniendo sobre los peligros que puede ocasionar la alta exposición al sol. Pero también hay casos en que muchos padres acudirán a los balnearios por primera vez en compañía de sus menores hijos.

Generalmente, todo niño le tiene miedo al agua cuando es la primera vez que acude a una playa o a una piscina. Este temor es normal pero con la seguridad que le otorguen sus padres puede ir desapareciendo poco a poco.

Empecemos aclarando el porqué del temor de los niños al agua. Básicamente sucede por temor a la inseguridad física, causado por cierto anticipo mental del daño que el niño podría sufrir en un medio totalmente desconocido para él.

Ahora, también hay que considerar que el niño puede tener ese temor como consecuencia de la «presión» de sus propios padres, quienes al repetir de manera constante «no tengas miedo», le dan a entender a su hijo que algo malo puede ocurrir.

El miedo la agua también puede ser ocasionado por algún trauma vivido, presenciado y hasta soñado por el niño.

¿Cómo acabar con ese miedo?

Para que los niños aprendan a superar su miedo (no sólo al agua sino también en general) es básico que los padres tengan suficiente paciencia para con ellos.

Hay que dejar que ese miedo vaya disminuyendo paulatinamente, sin necesidad de retarlos o llenarlos de miedo. Hay que darles seguridad, ingrediente básico en el proceso de crecimiento del niño de cara a la formación de su personalidad.

Nunca se le debe dejar suelto en el agua sin que ellos estén de acuerdo. Tampoco, debe ser sometido a humillaciones por lo que sus amigos si lo pueden hacer, pero él no.

Mientras vaya avanzando en su aprendizaje, es importante que los padres premien o motiven su esfuerzo con palabras de ánimo y aliento. Esta actitud positiva animará a los niños a que aprenda cada vez más rápido y seguro.

Para que ellos se vayan familiarizando con la piscina o el agua de mar, los padres pueden sentarse con sus hijos en el borde o la orilla y realizar una serie de actividades que a los pequeños les hará entrar en confianza con el mundo marino. Pueden por ejemplo patalear en el agua o pasear al borde mientras se le cuenta algo entretenido para que vaya olvidando la palabra miedo.

No olvide tener en cuenta que se deben evitar las horas puntas de sol, más aún si el niño no tiene más de un año de edad. Es recomendable acudir a la playa con los niños en las primeras horas de la mañana o casi al finalizar la tarde. La piel de ellos es muy sensible y las quemaduras podrían ser constantes.

De regreso al Colegio

escuelaTras los largos 2 meses de diversión en verano, vacaciones de agosto o su semana tras exámenes (en colegios privados) llega el momento de volver al colegio.

Las travesuras, salidas para jugar con los amigos y en general, hacer lo que desee, los niños no se encuentran aún aptos para volver al ritmo del colegio. Es por ello que los padres aquí juegan un papel fundamental para reinsertar a sus hijos. Aquí te brindamos algunos consejos para que puedas guiarlos y ayudarlos a que no sea tan pesada la vuelta al colegio.

1. Ve acostumbrándolo a los horarios de colegio: es el punto principal, pues los niños se encuentran con largas noches de juego, y su despertar es por ende, muy tarde de lo habitual. Por ello, días antes del inicio de clases, recorta la hora de acostarse y la de despertarse. De esa manera tu hijo se irá acostumbrando a su nuevo horario, y le será menos difícil adecuarse.

2. Prepáralo hablándole de la escuela y cálmalo de ser necesario: es necesario ir comentándole al niño lo que se vendrá, nuevos cursos, nuevos profesores, actividades  y quizás nuevos compañeros. Con todos ellos, tu hijo tendrá que adaptarse. Si se angustia o tiene miedo por todo lo nuevo que verá, compréndelo y explícale sobre las ventajas, además de darle tu comentario de experiencia, y que siempre estarás a su lado para ayudarlo a que supere los problemas.

3. Ayúdalo a que sea autónomo: a que sepa distinguir su ropa, que tengan su nombre o que estén etiquetados con sus iniciales para que pueda reconocerlo. También el hecho que se vista y se desvista sólo. En general, dale confianza en todo lo que haga.

4. Para el primer día de clases: despiértalo más temprano de lo común, así evitaremos que nos gane el tiempo. Si no desea tomar desayuno, seguramente por los nervios del inicio del año escolar, déjalo y no le insistas, pero debes prepararle un consistente almuerzo.

5. Llévalo al colegio: si puedes acompañarlo y tu hijo desea que lo hagas, debes ir hasta su salón de clase. Si no puedes por el trabajo, no te preocupes, explícale bien todo y trata de salir temprano del trabajo, para que el niño te cuente como le fue en su primer día de clases.

¿Qué es el Bullying?

El Buylling (conocido como el acoso escolar) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.

Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar son los niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia.

Este tiempo de violencia escolar se caracteriza por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte.

El sujeto maltratado queda expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas. Esto genera que la víctima viva aterrorizado con la idea de asistir al colegio y que se muestre nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana.

La dureza de la situación, puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin límite de edad.

Objetivos del acoso escolar:

El objetivo de la  práctica del acoso escolar es intimidar, apocar, reducir, someter, aplanar, amedrentar y consumir emocional e intelectualmente, a la víctima, con vistas a obtener algún resultado favorable para quienes acosan o satisfacer una necesidad imperiosa de domina, someter, agredir y destruir a los demás que pueden presentar los acosadores como un patrón predominante de relación social con los demás.

Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de manera unánime y gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la víctima.

Esto se debe a la falta de una autoridad exterior, como un profesor o un familiar, que imponga límites a ese tipo de conducta, proyectando el acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus iguales seguidores.

Hay ocho modalidades de acoso escolar:

  1. Bloqueo Social
  2. Hostigamiento
  3. Manipulación
  4. Coacciones
  5. Exclusión Social
  6. Intimidación
  7. Agresiones
  8. Amenazas

Prevención:

Se estima que la intervención simultánea sobre factores individuales, familiares y socioculturales, es la única vía posible de prevención del acoso escolar. La prevención se puede realizar en distintos niveles.

Una prevención primaria sería responsabilidad de los padres (apuesta por una educación democrática y no autoritaria), de la sociedad en conjunto y de los medios de comunicación (en forma de autorregulación respecto de determinados contenidos).

Una prevención secundaria sería las medidas concretas sobre la población de riesgo, esto es, los adolescentes (fundamentalmente, promover un cambio de mentalidad respecto a la necesidad de denuncia de los casos de acoso escolar aunque no sean víctimas de ellos), y sobre la población directamente vinculada a esta, el profesorado (en forma de formación en habilidades adecuadas para la prevención y resolución de conflictos escolares).

Por último, una prevención terciaria serían las medidas de ayuda a los protagonistas de los casos de acoso escolar.

Alimentación equilibrada durante el embarazo

Es una evidencia decir que, durante el embarazo, la mujer debe cuidar en extremo su dieta, ya que la vida del recién nacido depende de la buena alimentación de la madre. Sin embargo, se tiene la falsa creencia de que cuanto más se come, más sano nacerá el bebé. Las embarazadas tienen que comer en cantidad suficiente para sustentar a una pequeña vida, eso es cierto, pero sobre todo han de comer con variedad y calidad. Ambas son las máximas que deben regir en la dieta de una mujer encinta.

Normalmente una futura mamá engordará entre kilo y kilo y medio por cada mes de embarazo, lo que significa que aumentará entre 12 y 14 kilos de peso durante el periodo de gestación. Superar esas cifras representa un peso excesivo que supone un exceso de grasa para la madre y el niño.

Por supuesto, no ganar los kilos suficientes también es perjudicial para el bebé, sobre todo si el aumento de peso es inferior a los 4,5 kilos. Las dietas de adelgazamiento están totalmente prohibidas durante el embarazo ya que el feto recibe menos nutrientes de los que debería. Es nuestro médico el que irá vigilando el buen estado de salud de la madre y del niño, e indicará las correspondientes correcciones en la alimentación.

Una alimentación equilibrada

Las máximas de la dieta de una embarazada, como ya hemos dicho, deben ser calidad y variedad. Las comidas, por tanto, serán ricas en alimentos muy diversos, en los que estén presentes, de manera abundante, los alimentos frescos, fundamentalmente cereales, frutas, verduras, pescado, carnes, huevos y lácteos.

Además, de cada grupo de los mencionados, es necesario incluir todo tipo de productos para asegurarse de que se está recibiendo toda la cantidad de nutrientes que se necesitan en este periodo clave de la vida. Es importante insistir en que no se puede consumir de un tipo de alimento en exceso ni, cómo no, que falte cierto producto en la dieta.

Respecto a las necesidades calóricas de una embarazada, no son tantas como se ha creído tradicionalmente. Para el correcto desarrollo del feto es suficiente con incrementar 250 calorías más la dieta diaria. Es muy importante que gran parte de este aumento esté bien nutrido de proteínas (pescado, carne, huevos, legumbres y lácteos).

Proteínas, grasas y ácido fólico

Las proteínas de los productos de origen animal y de las legumbres son básicas para la dieta del ser humano y, por tanto, de la embarazada. Tampoco faltarán en su alimentación los vegetales (frutas y hortalizas) y los cereales, siempre ricos en fibra y sin azúcar.

Por otra parte, hay que evitar el consumo de grasas, que provienen fundamentalmente de la bollería, los aperitivos de patata, las bebidas gaseosas azucaradas y los dulces. La sal es necesaria para el embarazo y no debe suprimirse de la dieta, pero hay que usarla con moderación y siempre prefiriendo la sal yodada.

La vitamina fundamental para las mujeres en estado de gestación es el ácido fólico. Perteneciente al grupo B, podemos encontrarla en las verduras de hoja verde, los espárragos, las legumbres y el hígado. Para las embarazadas es imprescindible tomar al menos 0,4 mg. de esta vitamina cada día, principalmente en las primeras semanas.

Una buena provisión de ácido fólico ayuda a proteger al feto de contraer ciertos defectos congénitos de la espina dorsal y del cerebro. Si se diesen casos de carencias de esta sustancia, ya que mediante la alimentación exclusivamente puede ser difícil obtener toda la cantidad que se necesita, el especialista puede recomendar complejos vitamínicos adicionales.

Hábitos alimenticios y saludables

Como costumbre sana, una mujer encinta debe hacer tres comidas diarias, aunque si se dan molestias estomacales, se pueden ampliar a cinco o seis raciones, reduciendo, como es lógico, la cantidad de alimentos en cada una de ellas. Para superar el hambre entre comidas, el queso, el yogur, el zumo, las frutas y las verduras deberán ser los mejores tentempiés, desechando las fuentes de grasa, como pasteles, aperitivos de patata o bebidas azucaradas.

Una mujer en estado de gestación requiere tener su cuerpo bien hidratado y por eso ha de beber mucho líquido.Se recomienda que, como mínimo, la futura mamá beba unos ocho vasos de líquido diario. El agua se puede complementar con un vaso de zumo de frutas y un par de vasos de leche.

Por otra parte, una embarazada deberá ser cauta con la ingesta de cafeína. Ha de tener cuidado con el café, el té, las bebidas estimulantes y el chocolate. Todos estos productos tienen cafeína en distintas cantidades y dicha sustancia debe suministrarse con moderación.

Respecto a otros hábitos, no alimenticios en este caso, está totalmente prohibido fumar y beber alcohol.También es esencial no tomar medicamentos que no hayan sido recetados por el médico.

Una guía para una dieta variada

A continuación exponemos una lista de los requerimientos diarios que necesita una embarazada por tipo de alimento. No olvides que se trata de una guía orientativa y que, en realidad, es un médico el que mejor te puede asesorar respecto a cada caso concreto:

Fruta (2-4 raciones): recuerda que una ración equivale a media taza de fruta cortada, una fruta mediana (como una pera o una manzana) o a tres ciruelas.

Cereales (6-11 raciones): una ración equivale a una rebanada de pan, 150 gr de cereales o 100 gr de arroz o pasta.

Lácteos (3-4 raciones): una ración es un vaso de leche, dos yogures, 150 gr de queso fresco o un flan.

Proteínas (2-3 raciones): una ración es un filete de carne roja, de pollo, de pescado, o bien dos huevos.

Verduras (3-5 raciones): una taza de verduras crudas o media taza de verdura cocida.

Fuente: facilicimo.com

¿Es bueno ponerle límites a los niños?

La ausencia de límites al interior de la familia podría traer severas consecuencias en la educación de los hijos. Por eso, es importante que los padres digan «NO» en ciertos momentos de la crianza de los niños.

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Lo que más prefiere el niño es pasarla bien todo el día y eso provoca que olviden que deben cumplir con ciertas obligaciones y es ahí donde entra a tallar el rol de los padres de familia.

Los padres deben aprender a tolerar a veces algún llanto o que el niño diga que no quiere hacer algo, pero cuando las cosas son óptimas para él, ellos deben mantenerse firmes pues eso es muy importante para la educación del niño.

Una de las principales preocupaciones de los padres es la de no ser demasiado estrictos en su educación para no provocar traumas en los niños y eso no es así, pues ellos solo se trauman si alguien les hace daño de verdad sea física o psicológicamente. Pero cuando los padres le imponen un castigo educativo, limitan su conducta o le prohíben algunas cosas por su bien.

Hay que tener en cuenta que los niños no quieren que los padres le compren o den todo. Lo que de verdad desean es que los padres estén pendientes de ellos y que cuando hay una cosa que no deben de hacer, que los padres no se la dejen hacer.

A veces los niños no tienen fuerza de voluntad y se dejan llevar por sus amigos por miedo a enfrentarse a ellos.

Como padres cuesta a veces decir que no, pero a veces es necesario darse cuenta que otorgándoles todo no se le hace ningún favor.

Cómo cambiar de pañal a un bebé

Cambiar pañales es todo un arte y sólo se aprende con la práctica.

Hacerlo una y otra vez te llevará a la perfección, pero no sin antes tener que pasar por algunos pañales colocados al revés, otros que pierden su contenido, y hasta alguna salpicadura accidental, si es que tienes un varoncito.

Prepárate

• Lávate y sécate las manos (puedes utilizar una toallita desechable).
• Elige un lugar calientito, limpio y seco para cambiar al bebé. Puedes usar un colchoncito especial para cambiar bebés, pero también te servirá una toalla, un pañal de tela limpio o cualquier otra superficie suave y cálida.
• Prepara todo el material necesario. Si usas pañales desechables, necesitarás un pañal limpio y una bolsa de plástico; si usas pañales de gasa o toalla, necesitarás un pañal limpio, imperdibles y un calzoncito impermeable; si usas pañales de tela ajustados, necesitarás un pañal limpio y un forro. Si tu bebé tiene tendencia a la irritación o dermatitis de pañal, también necesitarás una crema protectora o vaselina.

Paso a paso: Cómo cambiar un pañal desechable


1. Suelta los cierres adhesivos del pañal y dóblalos hacia atrás, pegándolos sobre sí mismos para que no se adhieran a la piel del bebé, pero aún no le quites el pañal sucio.

2. Si hay caquita, límpiala primero con el propio pañal, teniendo cuidado de tapar el pene (si es varoncito) con una toallita por motivos de higiene y para evitar la «salpicadura» que mencionamos anteriormente.

3. Con una mano, sujeta al bebé por los tobillos y súbele levemente las piernas levantándole un poco las nalguitas. Aunque este gesto parezca un poco raro, es una manera muy eficiente de hacerlo.

4. Dobla al medio el pañal sucio y déjalo bajo las nalguitas del bebé, con la parte sucia en el interior del pañal.

5. Usa una toallita desechable para bebés o una toallita de tela mojada para limpiar cuidadosamente el área genital del bebé. Las niñas se deben limpiar de adelante hacia atrás (en el sentido opuesto a su vagina). Esto disminuirá la posibilidad de que entren bacterias del recto a la vagina que podrían causar una infección.

6. Levanta las dos piernas del bebé y límpiale las nalguitas.

7. Cambia el pañal sucio por uno limpio. Abre el pañal y coloca la parte que tiene los cierres adhesivos bajo las nalguitas del bebé. Ahora dobla la parte de abajo sobre la barriguita del bebé, pasándolo entre sus piernas (sepárale las piernas lo más posible, pero sin hacerle daño).Ten cuidado de que el pañal no se abulte demasiado entre las piernas del bebé, lo cual podría provocar irritación e incomodidad. Para los recién nacidos, evita cubrir el cordón umbilical (hay pañales diseñados especialmente para los recién nacidos que tienen recortada la parte delantera). Para los varones, cerciórate de que el pene esté apuntando hacia abajo para reducir la posibilidad de que se salga la orina.

8. Cierra el pañal pegando las tiras adhesivas de los dos lados. Asegúrate de que quede bien ajustado, pero no tanto que le pellizque la piel. Consulta las instrucciones del fabricante del pañal para otros consejos específicos de esa marca.

9. Cierra el pañal sucio, envolviéndolo y pegándole las tiras alrededor de sí mismo. Colócalo en la bolsa de plástico y tíralo en el bote de los pañales sucios. Viste al bebé, lávate bien las manos, ¡y ya está!