¿Por qué es bueno consumir frutas y verduras en verano?

 Las frutas y verduras son grandes aliadas este verano para mantener o bajar de peso, a continuación, explicaremos cuáles son sus múltiples beneficios para la salud:

Las frutas y verduras son ricas en fibra

Las frutas y verduras contienen fibra, lo que ayuda a saciar el hambre, la fibra provoca que el tiempo de la masticación sea más prolongado y además brinda una sensación de saciedad por lo que a diferencia de dulces u otro tipo de alimentos, permite comer menos cantidad y no volver a sentir hambre tan rápidamente, otra de sus virtudes es que en general, poseen menos calorías.

¿Qué es la fibra?

La fibra es un carbohidrato que no es digerido por las enzimas de nuestro organismo, es decir no se absorbe y se moviliza entero por nuestro aparato digestivo.

Hay dos tipos de fibra:

Fibra insoluble: es la que contienen los cereales integrales como el pan y pastas, esta fibra no se disuelve en el agua, son fibras insolubles la celulosa, lignina y hemicelulosa, este tipo de fibra previene el estreñimiento y riesgo de cáncer colorrectal.

Fibra soluble: es la que se disuelve parcialmente en agua y puede ser absorbida en pequeñas cantidades por el intestino grueso, ejemplo de ella es la pectina, gomas como la guar. Los alimentos ricos en esta fibra son las verduras, la avena, las semillas y menestras.

Beneficios de su consumo

Según César Domínguez, especialista del Instituto Nacional de Salud, las dietas que son ricas en fibra provocan la absorción de los azúcares y grasas que hayamos consumido y además  mejoran el tránsito intestinal, su consumo previene el estreñimiento.

El experto aconseja que es mejor consumir los vegetales y frutas enteras, evitar los jugos o extractos porque se eliminan las fibras que son tan útiles para el organismo.

Para prevenir problemas como colesterol elevado, diabetes, cáncer de colon, se recomienda el consumo diario de 400-500 gramos diarios de frutas y verduras.

Otros alimentos con gran cantidad de fibra son: las peras. las fresas, el pan integral, la piña, brócoli, alcachofa, zanahoria, espinaca, salvado de trigo, lentejas, cebada, naranjas, avena y frutos secos.