El uso indiscriminado de audífonos. con música a alto nivel, con los juguetes ruidosos y su utilización tan pegado al oído, dificultan la comunicación interpersonal, provocando trastornos de sueños, efectos en funciones fisiológica tales como hipertensión y cardiopatía, así como serios daños auditivos que pueden ser en algunos casos irreversibles.
En un niño, la costumbre de usar los audífonos a volumen alto le provoca un aislamiento, falta de atención, adicción, cansancio visual y auditivo. Éstas estimulan actividades violentas, denotando crisis convulsivas, fatigas y aturdimiento, además como problemas de estrés y en la columna vertebral provocados por una mala postura.
Se puede llegar hasta la sordera absoluta, o desarrollar «vértigo» o mareos, sensación nada agradable, ya que se ve comprometido el sentido del equilibrio, pues es el oído es el órgano que controla el equilibrio del cuerpo.
De 45 personas mayores de 15 años, quienes fueron encuestados para conocer las razones del uso del audífono, el 65% mencionó que tienen pleno conocimiento de las consecuencias del uso de este accesorio, por lo que es recomendable para los padres, elegir juguetes que no tengan decibeles mayores a los recomendados, además de moderar la utilización de juguetes ruidosos o el uso de audífonos por espacio prolongado y altos niveles. Además. de presentar molestias o síntomas de afectación auditiva, es necesario visitar a un médico especialista.
Las personas pueden estar expuestas a altos decibeles de sonido (entre 80-120) máximo 4 horas continuas, si la exposición es más prolongada el desgaste de la audición se acelera.