Las noches en la esquina de Enrique Palacios con 27 de Noviembre (que en octubre se trasladó a Av. 8 de Octubre) en Miraflores son una oda al sabor peruano desde hace casi 37 años. A una cuadra de llegar a la esquina del colegio Scipion Llona, podemos sentir el húmedo sabor que poco a poco nos llama cual sirena del mar.
Una cola de más de una cuadra y luego de 15 minutos, la ‘Tía Grima’ logra hacer caso a mi pedido: Dos palitos de anticucho con papa y ají, a un valor de siete nuevos soles.
Doña Grimanesa Vargas es considerada como la Reina del Anticucho, aunque no necesariamente empezó así hace casi 40 años. Comenzó vendiendo chanfainita hasta que el público le pidió cambiar de rubro.
Ha recibido diversas condecoraciones como el ají de plata, máxima distinción otrogada en la Feria Gastronómica Mistura, además de haber sido reconocida por el presidente Alan García con la Orden del Trabajo en el Grado de Comendador. Y hasta ha sido considerada por la revista americana Saveur, como una de los “héroes de las calles peruanas”.
La esquina de Enrique Palacios con 27 de Miraflores se había transformado en uno de los puntos más concurridos del distrito. Digo había, porque una resolución del saliente alcalde Manuel Masías determina que los Anticuchos de la Tía Grima deben de cambiar de lugar por pedido de algunos vecinos que se incomodan por el olor que despiden los palitos. Pasó los últimos meses en la cuadra tres de la Av. 8 de Octubre, pero ahora, tienen que mudarse a un local propio en el 2011, lo que obliga a un cambio por completo del modelo de su negocio.
Desde la mudanza, las ventas han caído en un 25%. De 200 palitos vendidos diariamente, cayeron a 150. Esta situación mantiene inquieta a Doña Grima y su familia, pues la Municipalidad de Miraflores no les renovará la licencia de funcionamiento hasta que se muden a un local cerrado.
Quienes gustamos no sólo de la comida, sino de las costumbres (tradiciones) gastronómicas, sabemos que si sucede lo que la Municipalidad desea, Doña Grimanesa perderá clientela, y derrepente el espíritu de ir y comer unos anticuchos al aire libre, como hace la gente desde más de 30 años puede irse diluyendo con el correr del tiempo. Ojalá y la Tía Grima, se mantenga por mucho tiempo en su esquina; la de Enrique Palacios y 27 de Noviembre.
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