Por: Rodolfo ‘Locrito’ Tafúr
»Dedico este articulo a un gran amigo, compañero de mil tazas de café y de una conversación elegante, al Filosofo, Chef y mejor amigo: Carlos del Pozo»
Durante mi etapa escolar soñaba conocer el “Café Procope”: En Paris en 1686, luego que había trascurrido veinte años desde que la corte francesa adoptara el café como bebida de Reyes y nobles, en rue de l’Ancienne-Comédie, 12., un osado siciliano llamado Francesco Procopio Dei Coltell, decidió abrir un lugar dedicado a la conversación, En esta casa de madera se reunieron alrededor de una taza de café las mas plecaras inteligencias francesas del siglo 18, entre ellos estaba, Danton, Voltaire, Diderot, D’Alambert : Soñaba sentarme en la mesa reservada para Montesquieu y Rousseau y tomar una taza de café. El sueño sigue latente y seguro que lo cumpliré.
En Perú, existe el mejor café del mundo, este crece en Sandia, región de Puno. También son muy apreciados los que se cosechan en Chanchamayo, región de la selva central, no esta muy lejos en calidad el café de Jaen y de Amazonas, pero de seguro que muchos bebedores de esta pócima celestial concordaran conmigo que en Huanuco, ciudad de mi nacimiento, existe un inmejorable café y es aquí donde crece una variedad llamada”Caracolillo”, realmente es una delicia, los recomiendo. Puede ser capuchino, americano, Express, no interesa el nombre porque es difícil imaginar la cantidad de café absorbida cada día por la humanidad. Quita el sueño, dicen, lo que no es siempre cierto. Para los mormones es bebida prohibida.
En los primeros años del cristianismo, estos lo consideraron como una bebida diabólica, tuvo que intervenir el Papa Vicente III, tanto fue su afición del gran Vicente que dijo:¡es demasiado delicioso como para dejárselo exclusivamente a los infieles!, se refería a los Mahometanos.
Charles Maurice de Talleyrand (cura y político francés, mas bravo que el padre Alberto), decía: “el café ha de ser negro como el diablo, caliente como el infierno y aromático como una mujer”. Un amigo del político español Joan Pere Fontanella, quien llego a vivir 90 años, le dijo que el café es un veneno lento, a lo que el escritor contestó: “Pues se demora bastante”. Voltaire vivió 82 años y tomaba entre 30 a 72 tazas diarias de café, además su lucidez era envidiable. Cuando le preguntaron a Madame Pompadour el secreto de su fogosidad en el lecho nupcial, esta contestaba: cuando estés en la sala, bebe champán, y cuando estés con tu amante, bebe café y ambas bebidas conservan la lozanía y el buen humor. El rey Luis XV, a quien atribuyen más de cien amantes fuera de su mujer legítima con la que procreó catorce hijos, bebía un café oriundo de una plantación genuina instalada en los invernaderos de Versalles. Goethe obsequió al químico Runge, su amigo, unos granos con los que el científico descubrió la cafeína. El gran cubano José Marti decía: “El café me enardece, me alegra, es fuego suave sin llama y me acelera toda la sangre de mis venas”.
Se comenta que Honorato de Balzac no podía escribir si en su mesa faltara una taza de café bien cargado y el decía “La Comedia Humana” (su mejor obra literaria) descansa sobre 50,000 tazas de café bien caliente,. Solía recorrer la ciudad de París para encontrar el mejor producto.
Leon Gambetta, político italiano, tomaba el café en jarrones de cerveza sencillamente “porque contenían más”. Napoleón Bonaparte se quejaba de que el café le caía mal, pero dijo una vez que prefería sufrir y no dejar de experimentar el placer de saborear a sorbitos la humeante taza.
La hermosa Sissi, esposa del emperador de Austria Francisco José, decía, después de un encuentro con mi esposo, que bien cae una taza de café.. Mozart prefería el café con leche. El extravagante médico Harvey descubrió la circulación de la sangre después de cinco tazas de café y legó parte de su fortuna a sus amigos para que estos, en cada aniversario de su muerte, se dieran una desenfrenada orgía cafetera. La última frase de Juan Sebastián Bach en su cantata dedicada al delicioso café, dice: “Ningún beso, ningún vino embriaga tanto como el café”.
Amigo turista, si llegas al Perú, y tienes la oportunidad de viajar a Huanuco, busca una taza de café, pide un trozo de queso de Huallanca o de Baños, sumerge este en el café y al primer sorbo estarás probando un néctar de Dioses, y para terminar solo quiero recordar mi frase para pedir un café: “Negro como mi vida y amarga como mi suerte”
Gracias les digo con una taza de café en mi escritorio
Los comentarios están cerrados.