La enuresis es la pérdida involuntaria de orina durante el sueño, pero para que sea considerada como tal, debe tener una frecuencia de al menos dos noches a la semana y también debe considerarse la edad del niño.
Pero ¿por qué se presenta la enuresis? existen muchas causas posibles, que pueden ser tanto de tipo fisiológico como por causas psicológicas.
Los factores orgánicos podrían ser infección urinaria, diabetes, afecciones del sistema nervioso, y en el aspecto emocional, algunas situaciones podrían desencadenar este problema como conflictos familiares, nacimiento de un hermano o fallecimiento de un familiar, cambio de domicilio o colegio, influencia del frío u otras circunstancias.
En la consulta con el pediatra se evaluarán factores como volumen de orina emitida, presencia de estreñimiento y/o encopresis (defecación involuntaria), también se obtendrá información sobre las características de la enuresis, así como la regularidad de los episodios y antecedentes familiares.
¿Cómo se trata la enuresis?
Es normal que los niños durante los primeros años no controlen sus esfínteres, a la edad de cinco años los niños ya son capaces de hacerlo, aunque hay diferencia de opiniones, según el pediatra Javier Torres Goitia, los niños no controlan sus esfínteres hasta los nueve años por tanto no se podría hablar de una enuresis propiamente dicha en niños menores de ese rango
Es importante que los padres muestren una actitud tolerante ante este problema, el tratamiento de la enuresis depende de las causas que lo originan, si se está frente a este problema existen alternativas tanto farmacológicas como conductuales como evitar ingesta de bebidas antes de dormir o establecer rutinas como evitar el uso del bacín en el dormitorio , en otros casos de origen orgánico, la ortodoncia y cirugía correctora de obstrucción de vías respiratorias altas sobre todo en niños que roncan, resultan eficaces, ya que diversos estudios han comprobado que existe una relación entre el síndrome de Apnea Hipopnea del Sueño (SAHS) Infantil y la enuresis. Consultar con el pediatra y mantener la calma es la mejor opción en estos casos.