La tensión de los exámenes finales en los niños

Entramos al mes de Diciembre y las clases escolares están a punto de finalizar. Es una etapa determinante, pues los niños entran a la tensión de los exámenes finales y son presa fácil del nerviosismo acerca de su rendimiento escolar.

¿Pasan o no de año? Esa es la gran pregunta que se realizan padres e hijos al llegar a tan decisiva etapa del año. Por ello, es importante que los escolares estén debidamente preparados para afrontar quizás, el reto más importante del año escolar.

Es importante tener en cuenta que los alumnos deben disponer de una buena organización de su tiempo, empleando técnicas y métodos de estudio que garanticen un correcto aprendizaje de las asignaturas.

Estudiar durante los últimos días, a poco de los exámenes no es una buena recomendación. Por ello es importante planificar el calendario de estudio de cada asignatura, distribuir de manera correcta los temas y procurar en lo posible no dejar nada para el final.

Para una correcta organización, es de utilidad una agenda o almanaque donde se marquen las jornadas dedicadas al estudio de cada curso. Ahora, eso no implica que el alumno se imponga horarios o contenidos demasiado amplios, por lo que se recomiendan períodos máximos de 45 minutos, seguido por un breve espacio para el descanso para luego continuar con el aprendizaje.

Otra recomendación es revisar anteriores exámenes de los niños para poder analizar los errores cometidos en dicha prueba. Seguir con atención si el alumno respondió a todas las preguntas o si dejó algunas incompletas para evaluar si es necesario trabajar un poco más en la concentración al momento de desarrollar el examen.

El alumno puede optar por realizar resúmenes y mapas conceptuales para que la retención de los conceptos sea más sencilla y tener condensados los puntos más importantes.

El día anterior al examen, el niño no se debe quedar estudiando hasta la madrugada. Quizás ello ayuda a acumular su ansiedad, cuando lo que realmente necesita es tranquilidad y descanso para afrontar la prueba.

Puede sonar algo exagerado, pero la alimentación también juega su partido. El niño debe evitar dietas drásticas y la comida chatarra y lo que debe hacer es alimentar de manera idónea el cerebro, comando jugos de frutas, alimentos con vitaminas y mucha agua para mantenerse hidratado.

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