La lactancia debe ser uno de los procesos más importantes de unión entre una madre y su hijo. Se trata de un acto donde no solo influyen los factores fisiológicos sino también, las mujeres tienen a hacer por instinto.
Cuando se da a luz nace una serie de dudas por resolver y algunos mitos que deben ser derribados, principalmente las madres, primas, tías o amigas que tienen hijos y que dan ciertos consejos sobre lo que debes y no debes hacer.
Para que no pase esto, se elaboraron 15 mitos comunes relacionados a la lactancia materna. ¿Cuáles son ellos?
Mito n. 1: Amamantar de manera frecuente al niño reduce la producción de leche y produce el fracaso de la lactancia
La producción de leche guarda relación con la frecuencia de mamadas y la cantidad de veces que la glándula se vacía. Funciona en relación a la demanda, ósea, mientras más se pide producir, más leche se da.
Mito n. 2: La madre requiere amamantar de cuatro a seis veces cada 24 horas para mantener una buena cantidad de leche
Las investigaciones demuestran que la madre amamanta de manera precoz (dentro de la primera hora post parto) y frecuentemente (8 a 12 veces en las primeras semanas). Con esto, la producción de leche se ve aumentada, el peso del bebé se incremente para bien y hay una posibilidad mayor de que la lactancia sea más prolongada.
Mito n. 3: Los niños obtienen toda la leche que necesitan durante los primeros cinco a diez minutos de mamar.
Mientras que muchos niños alcanzan la mayor parte de su leche en los primeros cinco a diez minutos, esto no puede ser general para todos. Los recién nacidos aún están aprendiendo a mamar y no son muy eficientes en la succión.
Mito n. 4: No despiertes a un niño que duerme.
Pese a que la mayoría de niños hacen saber el momento en que necesitan comer, en el período de recién nacidos algunos son más flojos y no pueden despertar por sí solos de manera suficiente. La mamada poco frecuente puede ser provocada por falta de madurez del niño.
Mito n. 5: El metabolismo del niño está desorganizado al nacer.
Desde que nacen, los niños tienen patrones de alimentación, sueño y vigilia. No se trata de un comportamiento desorganizado, pero refleja las necesidades específicas de esta etapa de vida. Con el tiempo, los niños se van adaptando al ambiente que los rodea sin que sea necesario un entrenamiento.
Mito n. 6: Las madres lactantes deben usar ambos pechos en cada toma.
Es importante dejar que el niño termine el primer pecho primero incluso si eso significa que él no tome del segundo pecho durante esa mamada. En la medida que la glándula es drenada se accede gradualmente a esta última leche. Si pasas a la segunda mama antes de terminar con la primera, el niño puede llenarse con la primera leche baja en calorías de los dos pechos en vez de obtener el equilibrio normal de inicio y final, algo que produce una insatisfacción infantil.
Mito n. 7: Si el niño no aumenta de peso correctamente, es por que la leche de su madre puede ser de baja calidad. Eso no existe.
Las bajas de peso tienen mucha más relación con una menor producción de leche, por poco frecuencia de mamadas o con una mala técnica de acople del niño al pecho materno.
Mito n. 8: Si la madre tiene escasez de leche es por estrés, fatiga y bajo consumo alimenticio y líquidos.
Las causas más comunes de problemas en la cantidad de leche son las tomas poco frecuentes o el mal acople del niño al pecho. El estrés, la fatiga o la desnutrición son causas de la insuficiencia del suministro de leche, porque el cuerpo tiene muy desarrollados mecanismos de supervivencia para proteger al lactante durante época de escasez.
Mito n. 9: Una madre debe tomar leche para poder producir leche.
Una dieta compuesta por verduras, frutas, granos y proteínas es lo que mamá necesita para proporcionar los nutrientes ideales para la producción de leche. El calcio se puede obtener de una variedad de alimentos no lácteos como las verduras, Es ideal mantener una dieta balanceada y una correcta hidratación.
Mito n. 10: Algunos niños son alérgicos a la leche materna.
La leche humana es la sustancia más natural y fisiológica que el niño puede recibir. La mayor frecuencia de alergias a la leche se da por la proteína de la leche de vaca y no necesariamente por leche materna. Si el niño presenta signos de alergia o intolerancia, debe ser revisado por su médico especialista, quien debe realizar una evaluación e instrucciones para eliminar de la dieta materna aquella sustancia que puede provocar la alergia.