Mucho antes del logro de Edwin Vásquez Cam en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948, el Perú supo registrar su nombre en la historia del período olímpico, pese a quedar sin el reconocimiento merecido por motivos netamente políticos.
Sucedió en los Juegos Olímpicos de 1936 disputados en Berlín, por entonces, un territorio peligroso pues en esos años la Segunda Guerra Mundial cobraba mayor intensidad, generando dudas acerca de la capacidad organizativa de la Alemania Nazi.
En la competencia de fútbol, la Selección Peruana ofreció un papel por demás destacado en el certamen. Durante el proceso, Perú se había dado un banquete con Finlandia por 7-3 y en el partido de cuartos, derrotó a Austria por 4-2 tras ir 0-2 abajo en el marcador en buena parte del partido.
El resultado provocó una invasión del terreno de juego por parte de los hinchas peruanos que acudieron al estadio para apoyar al equipo liderado por Alejandro Villanueva y Lolo Fernández. Esto generó el reclamo de Austria ante la FIFA, que ordenó disputar nuevamente el partido sin espectadores en las tribunas.
Al enterarse de esta determinación, el Comité Olímpico Peruano (presidido por Eduardo Dibós) envió un telegrama en calidad de urgente a la delegación en Alemania: “Anulación inaceptable. Orden presidente Benavides regresar a Lima urgente”.
El grueso de la delegación de Perú, no solo los participantes en fútbol sino de otras disciplinas, emprendieron el regreso a casa donde fueron recibidos como auténticos campeones.
No se sabe lo que hubiera pasado si no se anulaba el partido con Austria, aunque posiblemente se hubiera llegado lejos en aquellos Juegos Olímpicos por el nivel mostrado por aquel equipo de fútbol. Un día como hoy, hace 75 años, el Fútbol Peruano conoció de grandes injusticias.