El voley es el deporte que al Perú le ha dado más alegrías, incluso más que el fútbol. Pese a que el balompié es más comercial y recibe mayor atención del hincha y gran parte del periodismo, fue el deporte de los mates el que se encargó de los últimos gritos de alegría por parte de la afición.
Una de las principales artífices del éxito del voley de menores se llama Natalia Málaga. Ex voleibolista, fue parte del equipo que alcanzó la gloria en los Juegos Olímpicos de Seúl 88 y que como entrenadora, plasmó el método de Man Bo Park para que el equipo Sub 18 se ubique en los primeros cuatro puestos del Mundial de Tailandia.
El método de Málaga, pese a mostrarnos resultados óptimos, ha generado más de una controversia sobre si es o no conveniente preparar de esa manera a las aún menores de edad. Habrán más cuestionamientos, pero ahora es momento de analizar el resurgir del voley, un crecimiento que ha demorado mucho, que ha tomado su tiempo, pero que por fin va mostrando poco a poco los resultados ansiados.
Perú ha demostrado que puede ahora hacerle frente al rival más pintado de todos. Se le cambió el chip a la voleibolista peruana y ahora lucha por ganar hasta el último punto del último set. Y en ese cambió mucho ha jugado Málaga en su labor en la dirección técnica, pues toda su experiencia como jugadora, lo puso en práctica con sus pupilas y los resultados saltan a la vista.
Y ahora, el Gobierno debe jugar su partido en beneficio no solamente del voley sino del deporte peruano en general. Hay mucho talento, demasiado diria yo en Lima y provincias y todo se resume en una palabra: INVERSIÓN. Aún estamos a tiempo de que el deporte peruano vuelva a destacar en el orbe y las chicas que ocuparon el primer lugar en Tailandia 2013 han dado el primer paso de un enorme camino.