Ruth Buendía, lideresa asháninka encabezó una campaña en oposición a la construcción de una presa que inundaría las tierras de su pueblo, y los dejaría sin hogar lo que constituía un grave atropello de sus derechos. Su lucha por concientizar a la población y unirla en un objetivo y su empeño por mantener el bienestar de su etnia, fue fructífera, el proyecto fue rechazado.
En reconocimiento a su labor, la Fundación Ambiental Goldman le otorgó el premio como «Heroína del Medio Ambiente».
El proyecto Pakitzapango y su impacto
Pakitzapango era el nombre del proyecto de una central hidroeléctrica que iba a implementarse en la selva peruana, obra de la empresa Pakitzapango Energía SAC, formada por Odebrecht y empresas brasileñas. Usaría el agua del río Ene. La energía se destinaría sobre todo a Brasil, este proyecto fue fruto del acuerdo bilateral entre Perú y Brasil suscrito en el 2010, que proponía cinco represas en el Amazonas.
El sitio fijado para la construcción de la represa es el hogar de los asháninkas, etnia
amazónica por años golpeada por la violencia del terrorismo.
Centro Asháninka del Río Ene
Ruth Buendía es una mujer asháninka de 37 años, es presidenta del Centro Asháninka del Río Ene (CARE) y lideresa de la comunidad Asháninka.
A los 12 años, Ruth tuvo que abandonar su tierra, Satipo, luego de que su padre fuera asesinado por error por su propia gente, sin embargo, ella no guarda rencor, y aunque es víctima de la violencia desatada por el terrorismo que la alejó de su tierra y la envío a Lima, ella regresó a Satipo y se dedicó a la venta de jugos.
Dedicada a su negocio, uno de los clientes la convence de unirse a CARE a lo que accede y así comienza su trabajo de congregar a los miembros de su pueblo. Ruth fue voluntaria de CARE, esto le brindó la oportunidad de reencontrarse con jefes tribales que recordaban a su padre.
Por el 2005 luego del retiro del líder, ella fue elegida como presidenta de la organización. Luego de su designación, Ruth tuvo frente así la amenaza que el proyecto Pakitzapango (del que tuvo conocimiento a través de las noticias), representaba para su pueblo.
El valle, hogar de su pueblo quedaría totalmente inundado, y aunque la organización
pidió información al gobierno, no obtuvo respuesta alguna.
La construcción de la represa obligaría a la población asháninka (más de 24 000 personas) nuevamente al desplazamiento y el atropello de sus derechos, porque contaban con casas, chacras, terrenos, además del impacto medioambiental que provocaría tal proyecto.
CARE comenzó a mostrar a la población a través de simulaciones digitales como quedaría el valle debido a la construcción de la presa para la hidroeléctrica.
En ese tiempo los funcionarios del Minem argumentaron que aunque se provocaría un grave impacto ambiental las comunidades se beneficiarían con electrificación.
Esto desembocó en la unión de los asháninkas oponiéndose a la presa. Sin apoyo del gobierno, Ruth Buendía decidió acudir a instancias internacionales y viajó a Washington como representante de los asháninkas donde presentó un informe a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el impacto que traería el proyecto Pakitzapango.
Gracias a su intervención, el Ministerio de Energía del Perú rechazó el pedido de Pakitzapango Energía S.A.C, y también sirvió para que empresas se retirarán también del proyecto Tambo 40 que también afectaría la zona.
El Premio
Ruth fue galardonada con el premio Goldman como heroína del medio ambiente en la categoría de Sudamérica y Centroamérica, gracias a la defensa de los derechos de su pueblo y la defensa de los recursos naturales. Este premio se entrega cada año a personas que contribuyen a la protección del medio ambiente.
La organización CARE continúa defendiendo el territorio del pueblo asháninka, a pesar de la histórica indolencia del estado hacia poblaciones rurales, Ruth es un ejemplo vivo de amor a su pueblo que ya quisiéramos encontrar en autoridades estatales y políticos.