El Miércoles de Ceniza es el primer día de la Cuaresma en los calendarios litúrgicos católicos, protestantes y anglicanos. Se celebra cuarenta días antes de la Semana Santa, más específicamente el Domingo de Ramos.
Este día, es para los católicos una jornada de ayuno y abstinencia similar al Viernes Santo. Durante la Santa Misa, se realiza la imposición de las cenizas, que son elaboradas a partir de la quema de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior. Su imposición en la frente representa la caducidad de la condición humana como signo penitencial, usado ya desde el Antiguo Testamento. Además, es un signo de conversión a la que estamos llamados todos durante el tiempo de Cuaresma.
Los origenes de esta celebración data cuando los judías antiguamente, acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían sacrificio alguno. Los ninivistas, también empleaban la ceniza como deseo de conversión a una vida con Dios. La Biblia también menciona que las cenizas eran una señal de duelo.
En los primeros siglos de la Iglesia Católica, quien quería recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y aparecían vestidos ante la comunidad vestidos con un »hábito penitencial», en señal de voluntad para convertirse.
Ya en el siglo XI, la Iglesia Romana solía poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión. La imposición de ceniza es una costumbre que recuerda a los que la practican que algún día vamos a morir y que el cuerpo se ha a convertir en polvo.
Imposición de la Ceniza:
El rito es realizado por el sacerdote ante los fieles. El sacerdote hace una cruz on la ceniza en la frente de los fieles. Mientras lo hace, repite «conviértete y cree en el Evangelio». También se utilizan las palabras «Recuerda que polvo eres y en polvo te has de convertir», que de acuerdo al rito católico significa que la vida es efímera.
La imposición de las cenizas recuerda que la vida en la tierra es pasajera y que la vida definitiva se encuentra en el Paraíso Divino. La Cuaresma comienza con el miércoles de Ceniza y es para los católicos un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.