La fiesta de la navidad es esperada con inmensurable fervor y entusiasmo en el mundo entero, y nuestro país no se exime de ello. La mayoría de peruanos y peruanas, quienes profesan la religión católica, celebran cada 25 de diciembre, esta festividad que permite unir en reflexión y amor a la familia, a la comunidad y a las personas en general, manteniendo un espíritu de fe y esperanza.
Así como los católicos conmemoran este acontecimiento con mucha devoción, siguiendo las respectivas costumbres navideñas asociadas a la colocación del árbol, la entrega de regalos a los niños, la existencia de “Santa Claus”, “San Nicolás” o “Papa Noel”; también hay otras iglesias que viven estos acontecimientos, de acuerdo a sus creencias y basados en la palabra de Dios, los cuales también expresan su mensaje inspirado en el amor de Dios, que es el verbo hecho carne: Cristo Jesús.
Las Iglesias No Católicas, manifiestan de acuerdo a sus convicciones y pruebas bíblicas, que la fecha establecida para la celebración de la navidad, no está señalada ni fundamentada, ya que no se sabe con certeza cuando ha nacido el hijo de Dios, pero hay evidencias de que el nacimiento de Jesús no es el 25 de diciembre, y uno de los versículos (Lucas 2:8), sostiene que de acuerdo a las costumbres del lugar, los pastores permanecían en los campos durante el día y la noche, la cual sugiere que pasaron las lluvias de abril, y no habían llegado las de noviembre, esto es dentro del tiempo climático en la tierra judía.
Esto nos indica que entre abril y noviembre era el tiempo en que las ovejas estaban en los campos, y no había invierno. Los inviernos en las montañas y en toda la tierra de Judea suelen ser fríos y húmedos, y si hubiera sido invierno, los pastores buscarían sin duda una mayor protección contra las inclemencias del tiempo, tanto para ellos como para sus rebaños. De acuerdo al contexto de la escritura, y considerando las evidencias de la fecha del nacimiento del niño Jesús, se ubicaría en la temporada de otoño, correspondiendo así con la cronología del contexto.
Asimismo, ellos manifiestan que el señor Jesús no ordeno festejar la navidad, pues en ninguna parte de la Biblia se ordena hacer celebración por su nacimiento, e inclusive ninguno de sus discípulos o seguidores lo celebraron, y sólo se menciona la conmemoración de la cena del Señor. De acuerdo a las pruebas históricas, que hasta el año 350 d.C., (siglo IV) nunca se festejó navidad, y es a partir de aquel año cuando comenzó a observarse el 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesús.
Según el calendario Juliano, antecesor al calendario actual (gregoriano), el 25 de diciembre era la fecha del solsticio de invierno, cuando los días comenzaban a alargarse, el cual este acontecimiento se festejaba entre los “paganos” con grandes celebraciones conocidas entre los romanos como “saturnalias”, en honor del renacimiento de diversos dioses solares.
El sustento de sus argumentos están basados en la propia historia, pues en el año 325 d.C, con la supuesta conversión al cristianismo del Emperador Romano Constantino el Grande, se introdujeron muchas costumbres paganas, entre ellas la “Navidad”, que es el término que empleaban los paganos y que significa la celebración del nacimiento del dios sol.
Para hacer más fácil que los romanos pudieran convertirse al cristianismo, sin abandonar sus festividades, el Papa Julio I ordenó en el año 350 d.C. Que el nacimiento de Cristo fuera reconocido y celebrado en la fecha del 25 de diciembre, y cuatro años más tarde, el Papa Liberio lo estableció como dogma inmutable. Luego, al implementarse el calendario gregoriano (actual), simplemente se adaptó al tiempo, guardando la misma fecha.
Ante el sustento de no mezclar lo pagano con lo cristiano, ya que ellas son como la oscuridad y la luz, o la injusticia y la justicia, es decir, no pueden convivir juntas, tal como lo señala la palabra de Dios 2 Corintios 6:14-15: “…¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?, ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?…”; esto manifiesta que los “No Católicos” no conviven con estas costumbres que provienen del paganismo, y que no son bíblicos.
Sin embargo, ellos de acuerdo al contexto de la celebración, aprovechan estas fechas para predicar la palabra de Dios, llevar el mensaje de salvación, de esperanza y vida eterna a sus semejantes, dar a conocer a la comunidad que Jesucristo al nacer en esta tierra, es la promesa viva del padre celestial, pues Dios, a través de su hijo amado, viene a salvar y a restaurar lo que se había perdido.
Mostrando respeto y consideración a los que festejan la navidad, ellos se unen a estas celebraciones, con el fin de cumplir su misión evangelizadora, pero no a ser participes de las conmemoraciones. Durante estos días de fiestas, realizan campañas evangelísticas y de confraternidad, como chocolatadas, alimentos, repartición de regalos, vestimenta y animación, etc., a las zonas más pobres y alejadas de la ciudad, así como también a los barrios populares, puericultorios, asilos y otros lugares con necesidades y carencias.
Pese a las creencias que hubieran en derredor, todos creemos en el mismo Dios, y debemos mantener siempre nuestra fe, esperanza, y amor entre nosotros, y cumplir la voluntad de Dios, y adorarlo no como nosotros queramos, sino como él desea que lo hagamos, basándonos en el “escrito está” de la palabra de Dios. No se debe esperar a que llegue la “Navidad” para realizar actividades en favor del prójimo, sino que este espíritu hay que mantenerlo todo el tiempo, porque a Jesús debemos llevarlo siempre en nuestra mente y corazón, porque Él es de Dios, la esencia de su amor.