La confesión de Ricky Martin sobre su homosexualidad, ha dado la vuelta al mundo. Aunque mucho se especulaba sobre su condición sexual desde hace varios años, el boricua por fin se atrevió a luchar por sus ideales y decidió dar rienda suelta a lo que en ese momento sentía, atento al mismo tiempo, de la reacción de sus fanáticos y del mundo en general.
Desde mi pequeño punto de vista, considero admirable lo expuesto por Enrique Martín Morales, pues no fue la estrella (Ricky Martín) quien confesó públicamente su homosexualidad, sino el ser humano, la persona que al igual que todos, tiene sentimientos y tiene el derecho de decidir por la opción que más crea conveniente.
El ser ‘homosexual declarado’ no le quitará a Ricky Martin toda la fama que con mucho talento ha sabido ganar. Es una prueba importante, para saber que tan tolerante puede ser el ser humano ante las opciones sexuales de las personas.
Yo me pregunto, ¿Qué cantidad de gente habrá en el mundo que aún no opta por confesar su más escondida verdad?. A la sociedad le cuesta convivir con la opción sexual de las personas y la homofobia es un cáncer que aún no encuentra cura.
El ‘Salir del Closet’ es una decisión muy complicada de tomar, pues definir y dar a conocer su opción puede tardar horas, días, meses o años, como el caso de Ricky Martin, quien en su cuenta de Twitter, se sinceró al mundo y consideró su homosexualidad como un regalo que le dio la vida: »¡Me siento bendecido de ser quien soy!», escribió el artista.
Ricky Martin seguirá siendo estrella de la música y Enrique Martín Morales, seguirá siendo un modelo a seguir. La homosexualidad no es una enfermedad, ni tampoco hace a las personas. La enfermedad real es la sociedad en sí, que aún carece de tolerancia y respeto a las decisiones de los demás.
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