Una ducha es muy refrescante, y es tentador repetirla varias veces al día con el calor que se experimenta este verano.
Aquí unos consejos para hacer de la ducha una aliada para mantener la salud de la piel.
Consejos para cuidar la piel cuando se toma una ducha
La temperatura del agua con que nos bañamos debe ser templada, no muy fría o muy caliente, es preferible que la ducha dure poco tiempo.
El agua caliente reseca la piel y puede ocasionar enrojecimiento, dermatitis o alguna inflamación, si la piel es excesivamente seca, se puede usar agua fría pero debe ser en un tiempo muy corto.
Otro punto importante es el uso de jabones, el jabón retira el manto hidrolípico de la piel que le sirve como protección, por ello se recomienda enjabonarse sólo una vez, si se repite la ducha el mismo día, solo enjabonar las zonas de mayor transpiración.
En el caso de pieles sensibles es mejor prescindir del jabón y usar un sustituto con ph balanceado.
Al momento de secarse no frotar con la toalla demasiado fuerte, es mejor aplicar presión dando toques para que la toalla absorba la humedad, se puede aplicar un aceite o crema hidratante en la piel aún humeda y dejar secar, puede envolverse en una toalla grande o usar una bata de ducha para secarse completamente.