Los primeros 7 días del mes de agosto se celebra en todo el mundo una actividad importante para la alimentación de los niños en sus primeros años y es la lactancia materna.
A continuación publicamos un artículo sobre la importancia de la lactancia materna elaborado por la Unicef, con el objetivo de aconsejar y mantener esta actividad que ayuda a la salud y vida de nuestros niños.
La leche materna es por sí sola el mejor alimento y la mejor bebida que puede recibir un recién nacido. La leche de los animales, los preparados para lactantes, la leche en polvo, el té, las bebidas azucaradas, el agua y las papillas de cereales, son de inferior calidad.
La leche materna resulta fácil de digerir. También es el alimento que mejor promueve el crecimiento y el desarrollo y protege contra las enfermedades.
Incluso en climas secos y calurosos, la leche materna es suficiente para satisfacer las necesidades de líquidos de un lactante. No es necesario dar al bebé más agua o bebidas durante los primeros seis meses. Dar al lactante cualquier alimento o bebida distinto de la leche materna incrementa el riesgo de que pueda contraer diarrea y otras enfermedades.
Si el control mensual de peso indica que el crecimiento de un lactante menor de seis meses es insuficiente:
- El niño necesita ser amamantado más a menudo. Por lo menos pueden resultar necesarias 12 tomas durante un período de 24 horas. El lactante debería mamar por lo menos durante 15 minutos.
- Puede que el niño necesite ayuda para poder colocar la mayor parte del pezón en la boca.
- Puede que el niño esté enfermo y debería ser conducido a un médico capacitado de salud.
- Puede que el agua u otros líquidos estén reduciendo la ingestión de leche materna. La madre debe amamantar exclusivamente a su hijo y no darle ningún otro líquido.
Todo lactante mayor de seis meses de edad necesita otros alimentos y líquidos. El amamantamiento debe continuar hasta que el niño tenga dos o más años de edad.
El calostro, la espesa leche amarillenta que se produce durante los primeros días después del parto, es el mejor alimento para los recién nacidos. Es nutritiva y contribuye a protegerles contra las infecciones. En algunos países se aconseja a las madres que no den este calostro a sus hijos, pero es un consejo equivocado.
El recién nacido no necesita ingerir ningún alimento ni líquido mientras espera que aumente la reserva de leche de la madre.
La leche materna proporciona al recién nacido su primera “inmunización”. Contribuye a proteger al bebé contra la diarrea, las infecciones del oído y el pecho y otras enfermedades. La máxima protección se consigue cuando se alimenta al bebé exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida y se le sigue amamantando hasta bien entrado el segundo año. Ningún otro líquido ni alimento proporciona esta protección.
Los niños alimentados con leche materna reciben por lo general más atención y estímulos que los que se alimentan por sí mismos con biberones. La atención ayuda a los lactantes a crecer y desarrollarse y contribuye a que se sientan más seguros.