CON LA SANGRE FRIA UN ANALISIS MAL CALMADO

CON LA SANGRE FRIA UN ANALISIS MAL CALMADO   Lamento profundamente la muerte del  Periodista Álvaro Ugaz, sobretodo por que siempre fue un caballero algo no muy común en la profesión, por ello la muestra de cariño y solidaridad, comparto la carta que me hizo llegar Ronaldo. Un ciudadano anónimo. La razón de ser del periodismo es informar los sucesos con objetividad, cuando comprenderemos que en democracia todos somos iguales, por ello me pregunto  cuando hay un accidente de un político, militar o algún ciudadano, los medios investigan y toman fotos dentro del vehículo, solicitan el dopaje etílico y están detrás de la comisaría hasta el final, en este caso informaron el accidente y la muerte lamentable y punto y no se sabe nada más, por lo que traigo como conclusión la no equidad en la información: aún más, ya el Gobierno por intermedio del Poder Judicial, Ministerio de Transportes.Ministerio del Interior y afines, salieron con endurecer los castigos, creo como la gota que rebalsó la taza de agua, pero si hubiera sido otro compatriota o extranjero normal, podría haber seguido lo mismo con la inagotable tolerancia 0, Un canal de televisión  hizo una animación computarizada de cómo fue el accidente de Álvaro Ugaz basándose en los testimonios del tercer conductor involucrado en el choque.  Éste explicó que la camioneta de Ugaz venía en el carril central detrás del camión, que este tercer conductor venía en el carril derecho ligeramente detrás del camión también y que Ugaz, a muy alta velocidad pretendió adelantarlos moviéndose del carril central hacia el derecho, por detrás del camión y por delante del tercer conductor.  Pero Ugaz no tuvo espacio ni tiempo suficiente para tal maniobra y dio al camión con el extremo delantero izquierdo contra la parte posterior derecha de aquél, lo que desató el desastre.  Estando tan cerca de lo que ocurría, este tercer conductor viró hacia la derecha para alejarse del peligro pero su impericia hizo que él también diera vueltas de campana y quedó de cabeza, aunque sin más muertes.  Hay que recordar que la carretera tiene tres carriles en esa zona y que por ello el periodista pudo -y debió- adelantar por el carril izquierdo.  También es bueno recordar que no existe velocidad mínima en esta carretera y por ello no se puede alegar que el camión iba «demasiado lento».Todo este relato apuntaría a  que el  responsable de  el accidente podría ser el propio fallecido, pese a las infracciones cometidas por el conductor del camión, como ir por el carril central y no por el derecho, no detenerse tras el choque, no denunciar lo ocurrido pese a los daños que sufrió, reparar tal daño con rapidez sospechosa. Tampoco los antecedentes del camionero lo hacen culpable si los sucesos narrados ocurrieron así. Si bien había sido sancionado en el pasado, dicha sanción estaba subsanada y estaba plenamente habilitado para manejar. Lo que llama la atención es cómo el periodismo, pese a tener a la mano todo lo mencionado, no hace preguntas ni indaga cosas elementales como: El estado etílico de los tres conductores involucrados.No entrevistan al acompañante de Álvaro Ugaz.No preguntan si acaso bebieron alcoholNo entrevistan con rigurosidad al tercer conductor.No dicen cuál era la velocidad de cada vehículo al momento de los hechos.No hacen mención de que adelantar al camión por la derecha constituye una grave falta de tránsito, más aun si se hace cerrando el paso al tercer vehículo Pese a que cualquier mirada imparcial podría responsabilizar  a Ugaz de su propia muerte, los periodistas han preferido enterrar cualquier cuestionamiento en este sentido y han concentrado sus esfuerzos en tres cosas:

  1. Recordar la excelente calidad personal y profesional de su colega.
  2. Sin acusarlo directamente, hurgar en todos los pecados pasados y presentes del camionero para que aparezca como exclusivo responsable de los hechos.
  3. Exigir al Estado que castigue de modo efectivo a los conductores irresponsables sugiriendo, por supuesto, que Álvaro Ugaz no pudo ser uno de ellos.

De estas tres cosas no cuestiono la primera porque yo también disfrutaba mucho del trabajo de Álvaro Ugaz.  Pero esto primero no explica ni justifica lo segundo y lo tercero.  Si Álvaro Ugaz cometió un error que le costó la vida, el periodismo deberá hacer honor a tal verdad y que los resultados de las investigaciones se hagan publico, no olvidemos que en un accidente en carretera el que va atrás es el que generalmente pierde.Sé que hablar de todo esto parece de mal gusto y ningún periodista quiere que se le tilde de desleal por hacer preguntas comprometedoras para un colega fallecido. Pero es algo que a mucha gente le ronda la cabeza y nadie    Cesar Ortiz Anderson
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