CUANDO MANEJEMOS DEBEMOS DE TENER MUCHO CUIDADO

Al mejor conductor puede presentársele en cualquier momento y súbitamente una situación de tan peligrosa gravedad, que si no sabe reaccionar  en la forma adecuada, las consecuencias pueden ser irreparables.
Ningún conductor está libre de estos peligros, porque dependen en general de causas ajenas a él. Puede ser la rotura de la dirección o de los frenos, la aparición frente a él de otro vehículo o peatón .Como ha de reaccionar en estas situaciones? ¿Cuál ha de ser la maniobra conveniente?
Para muchos conductores resultará difícil y comprometido decidir, con rapidez y eficacia, lo que tienen que hacer en ese momento.
La inminencia del peligro no permite pararse a pensar sobre lo que se debe hacer. Los segundos pueden ser decisivos, las situaciones de emergencia exigen, por regla general, la acción rápida. No se puede pensar «lo que hay que hacer», Sencillamente, hay que hacerlo y hacerlo a la misma velocidad que el peligro ha hecho acto de presencia.
La acción depende, más que de una buena actitud refleja del conductor, de la prontitud con que se aplica «una decisión preparada» de antemano. El conductor que no tiene estas «decisiones preparadas», reaccionará probablemente de manera inadecuada e incluso contraproducente, cuyas consecuencias pueden ser irremediables.
Se puede y se debe conducir «alerta» siempre a la defensiva sobre todo en una ciudad como la de Lima donde el transporte publico es un verdadero  peligro. Para ello basta: aceptar la posibilidad del accidente, conocer las situaciones más graves que pueden presentarse y saber cuál es la maniobra adecuada a cada situación.
Para lograr la eficacia indispensable, el conductor debe practicar estas normas «mentalmente» hasta que lleguen a formar parte de su repertorio de hábitos, de tal manera que a cualquier «acción» de peligro se oponga la «reacción» adecuada, con el mismo automatismo con que en su conducción normal cambia la velocidad del vehículo o gira el volante.
Las decisiones «preparadas» deben constituir la base fundamental de la idiosincrasia del buen conductor.  Con el paso de los años, muchas de nuestras capacidades físicas y psicológicas se modifican hasta el punto de que ciertas tareas nos resultan más complicadas… y a veces, imposibles de realizar. Conducir un vehículo es una de ellas.
Algunas enfermedades requieren que se tomen medicinas que disminuyen la percepción y la capacidad de reacción.  Pero aún en personas sanas que no consumen medicamentos, la edad trae una serie de inconvenientes que no siempre se aprecian en su verdadera magnitud… y pocas veces se asumen
Cada DIA  observamos  mas a  personas muy ancianas manejando su propio automóvil, mas allá de las leyes de transito que permitan manejar hasta una determinada edad, un conductor consciente debería ser honesto consigo mismo y preguntarse si realmente está en condiciones de hacerle frente al tránsito.

Decir que a cierta edad un conductor puede volverse “peligroso” no es un prejuicio: es una realidad. Los factores vinculados con el envejecimiento que con mayor frecuencia afectan la capacidad de manejar son:  1) Disminución o pérdida de la capacidad visual.
2) Disminución o pérdida de la capacidad auditiva.
3) Cambios en la condición y fuerza física.
4) Cambios psicológicos.
5) Tiempo de reacción más lento.  Las investigaciones muestran una conexión directa entre los accidentes de tránsito y los cambios físicos experimentados en personas mayores.

– La pérdida de visión, oído y la fuerza física es gradual y puede pasar casi inadvertida hasta el momento de tener que reaccionar ante una urgencia.

– El deterioro de la capacidad sensorial asociada al envejecimiento, reduce la posibilidad de reacción inmediata y aumenta la posibilidad de accidentes de tránsito que a su vez, se incrementa proporcionalmente con la velocidad del vehículo.

La forma de compensar ese riesgo es ser consciente del peligro y adaptar los hábitos de manejo a las posibilidades físicas. Y extremando la prudencia.

 Los problemas de visión que más afectan la capacidad de manejo son:

·         Sensibilidad al brillo de la luz: La luz del sol o de los faros puede impedirle la visión.·         Problemas de enfoque: dificultad para percibir distancias y velocidades.·         Miopía: dificultad para distinguir el camino, las señales y el tránsito.·         Hipermetropía: incrementa la fatiga y dificulta la concentración.·         Disminución de la percepción de profundidad: dificulta el estacionamiento y el giro a la izquierda.·         Falla de la visión periférica: afecta para decidir el derecho de paso.·         Cataratas: nubla la visión y causa problemas en decidir si se tiene derecho de paso.·         Glaucoma: causa problemas en decidir si se tiene derecho de paso.·         Degeneración macular: afecta el centro del campo de visión y generalmente imposibilita manejar. Los sonidos del silencio

Un porcentaje importante de personas de   55 años sufren de algún problema de audición, en Lima los claxon son utilizados en forma constante.
La audición es muy importante en el manejo. El oído permite prevenir accidentes, dándonos indicaciones a través de las bocinas, sirenas y chillidos de neumáticos. A veces un conductor puede oír que viene un auto pero por cuestiones de posición, no puede verlo. También es importante para tener noción del ambiente y estar concentrado en la tarea de manejar.

Es muy difícil suplir el oído con otros sentidos, o con precauciones especiales. Las personas con problemas de audición que no se puedan solucionar con audífonos NO DEBERÍAN CONDUCIR.

¿Qué tiene que ver la fuerza con el manejo? 
La fuerza puede ayudarlo a manejar mejor. Haciendo ejercicios que incrementen la fuerza, y sobre todo la flexibilidad, se puede evitar la fatiga y poder tener mayor control de la dirección, al mirar por los espejos y para los costados. Procure conservar los músculos de su cuello, hombros y brazos en buenas condiciones.

Conducir un vehículo en las actuales condiciones de tránsito es una tarea exigente, y sólo deberían manejar aquellas personas que estén en buenas condiciones físicas y sicológicas.
Ser consciente de las propias limitaciones puede ser algo molesto, o puede herir su orgullo… pero recuerde que, ante todo, debe pensar en su seguridad, la de sus pasajeros, y la de quienes lo rodean.

Atentamente,  

Cesar Ortiz Anderson

Presidente Aprosec

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