Sendas lluvias caen sobre Lima y un porcentaje de accidentes vehiculares tiene como responsable a este fenómeno de la naturaleza. Por eso, es importante contar con acciones de seguridad para poder reducir el número de accidentes en el país.
Un 75% de siniestros producidos durante temporada de lluvia son evitables siempre y cuando el conductor sea responsable y tome en cuenta lo siguiente:
Cuando se maneja con lluvia es preferible reducir la velocidad. La mezcla de agua, suciedad y aceite pueden provocar que el chofer pierda el control del auto y éste se choque. Cuando se disminuye la velocidad, la banda de rodadura de la llanta está más en contacto con el pavimento, logrando una mayor tracción y respuesta del frenado.
Tener los limpiaparabrisas en óptimas condiciones es sumamente indispensable para no perder la visibilidad del camino. Cuando el agua no es retirada de la manera idónea, se produce la condensación de vapor y se empañan los cristales.
Ante esta situación, evita limpiar con franela. Esto hace que dejes de prestar atención a la conducción y quites las manos del volante. Lo ideal es encender las luces y hacer funcionar el aire acondicionado del vehículo.
Otra medida es el aumento de la distancia respecto al automóvil que va por delante, realizar desaceleraciones suaves y progresivas, encender las luces antiniebla, utilizar la luz de corto alcance y anunciar con las direccionales que tu conducción es lenta.
Si pasas por un charco muy profundo durante la conducción con lluvia y crees que el agua puede llegar al motor, lo mejor es detenerse y llamar al servicio técnico porque de seguir, podrías provocar una avería grave en tu auto.
El estado de tus llantas es lo más lo más importante; los indicadores muestran que en un 80%, el mal estado de tus neumáticos, la velocidad y las malas maniobras en situaciones críticas son causa de accidente.
Cambia los neumáticos cuando sea necesario, revisas sus niveles de presión y que no cuenten con sustancias resbaladizas.
¿Qué es el aguaplaning?
Es el efecto más peligroso cuando se maneja bajo la lluvia debido al deslizamiento y descontrol del auto. Cuando las llantas son incapaces de evacuar el agua que hay en el asfalto se da el aquaplaning. Unos neumáticos gastados o demasiado anchos son más propensos a sufrir este efecto.
La regla de oro cuando esto está por ocurrir es no frenar. Levanta suavemente el pie del acelerador y toma con fuerza el volante para evitar que el coche cambie su trayectoria. Cuando sientas que el vehículo ha recuperado el contacto con el suelo, es el momento de desacelerar.