Para disfrutar de las vacaciones de verano, siempre es fundamental la playa, el mar, la arena y los rayos del sol. Pero, muchos olvidan que si no hay una protección adecuada ante la exposición al ‘astro rey’, se puede contraer una enfermedad tan común como el cáncer a la piel.
Es una sociedad que se preocupa por la belleza y el deseo por mantenerse saludable, la exposición a los rayos solares debe ser materia de preocupación, pues puede causar dañinos efectos en la piel de las personas.
Sin embargo, aún hay algo de despreocupación en este tema, pese a las consecuencias de una exposición desmedida al sol, que pueden causar muchas manchas y quemaduras. El ansiado bronceado puede implicar también envejecimiento prematuro de la piel o peor aún, desarrollar un melanoma, el tipo de cáncer cutáneo más agresivo.
Según estudios de “The Skin Cancer Foundation”, una prestigiosa organización mundial dedicada a prevenir y estudiar los efectos del cáncer a la piel, el porcentaje de mujeres menores de 40 años que padecen de esta enfermedad se triplicó en el mundo en los últimos 30 años mientras que esta misma patología es la primera causa de muerte en hombres después de los 50 años, antes del cáncer de próstata, pulmón y colon.
Estos datos son muestra de la importancia de preocuparnos por la piel, más aún durante el verano, cuando las temperaturas aumentan y la exposición a los rayos solares, transforman en objetivos vulnerables a la radiación UV-B.
Existen indicaciones de que una mayor exposición a los UV-B, en especial durante la infancia, puede agravar el riesgo de desarrollar melanoma, mucho más agresivo y peligroso que el no melanoma.
Es fundamental prevenir el cáncer a la piel y los pasos son fáciles. Una recomendación sencilla es la aplicación de un bloqueador solar en la piel limpia y seca todos los días.
También, se deben utilizar bloqueadores solares que tengan protección contra los rayos UVA y UVB, que deben ser aplicados conjuntamente con un bloqueador solar factor »FPS 15» como mínimo.
Estos productos deben ser usados 30 minutos antes de exponerse al sol sobre una piel limpia y seca y reaplicados cada cuatro horas, incluso en días nublados.
En el caso de los niños, se recomienda utilizar protectores solares resistentes al agua, con el fin de mantener por más tiempo el producto en la piel, logrando resultados efectivos en su efecto de bloqueo.
Es recomendable el uso de gorro, camisetas no sintéticas y proteger los ojos con lentes oscuros adecuados para prevenir los efectos de la radiación ultravioleta y no olvidar aplicar protector solar en zonas como los labios, orejas y cuello.