El Ford T fue el primer vehículo de la historia de la automoción en ser producido en cadena coloquialmente conocido como el Tin Lizzie y el Flivver.
Para conocer un poco más a este mítico vehículo, debemos saber que fue diseñado por Henry Ford y que contaba con un motor de cuatro cilindros el cual generaba 20CV o cual le permitía superar los 70 kilómetros por hora. Su peso en vacío era bastante elevado, 1200 kilogramos, y sus consumos estratosféricos era de un litro cada cinco kilómetros, o lo que es lo mismo 20 litros a los 100.
Los motivos de la producción en cadena fueron sencillos, los costes se abarataban mucho y se podía ser más competitivo. Al producirse en cadena el precio de un Ford T era de 360 dólares, mientras que de no haberse producido así hubiese sido de 850. El Ford T fue todo un éxito, llegando a comercializar 15.000.000 de unidades y con cuotas de mercado de hasta el 57% en 1921.
Hay una frase célebre muy conocida en torno al Ford T:
“Cualquier cliente podrá elegir el color del coche siempre que sea el negro.” Henry Ford
El motivo de esa frase es que todos los T eran de color negro porque era la pintura que más rápido se secaba, y probablemente, también la más económica.
El modelo T incluía novedades que otros vehículos de la competencia no ofrecían como era el volante situado en el lado izquierdo de gran utilidad para la entrada y salida de los ocupantes, también incorporaba grandes adelantos técnicos como el conjunto bloque del motor, carter y cigüeñal en una sola unidad, utilizando para ello una aleación ligera y resistente de acero de vanadio.
El Ford T fue producido desde 1908 hasta 1927 logrando venderse en los cinco continentes a través de sucursales autorizadas, en diferentes versiones y alternativas de uso.