Si has oído hablar del B2C, no vayas corriendo a la Frikipedia porque no es ningún robot de la nueva entrega de Star Wars, es solo un acrónimo de tantos que engrosan el tupido glosario de los marketeros de contenidos. Se usa para referirse al concepto Business to Consumer, es decir, el marketing centrado en la relación empresa/cliente y normalmente se utiliza enfrentándolo al Business to Business (B2B).
Ambas perspectivas mercadotécnicas marcan metas bien diferenciadas, algo que afecta directamente a las estrategias generales. Mientras las empresas B2B suelen volverse locas buscando clientes potenciales y generando leads, los marketeros B2C se dedican de pleno a elevar el tráfico web a través de la creación de contenidos de calidad, puliéndolos como si fueran verdaderas joyas.
Qué se busca con el marketing Business to Consumer
Para las compañías B2C la marca es lo más importante, más incluso que la caza y captura de clientes que caracteriza a las empresas B2B. Esta dicotomía recuerda mucho al encarnizado enfrentamiento que durante siglos se ha vivido entre los partidarios del innatismo y del ambientalismo. Al final los científicos han tenido que convenir que el ser humano nace, pero también se hace.
Con el marketing de contenidos pasa lo mismo. Un marketero B2B le echará en cara a un B2C que pasa demasiado tiempo optimizando la web o creando contenidos y no presta atención a la audiencia. La típica respuesta B2C es que no sirve de nada atraer clientes si la calidad de los contenidos no llega a unos mínimos. Ya va siendo hora de aplicar también la doctrina de la medianía.
Aunque, mientras no se produzca el consenso, tampoco está mal pecar en formato B2C. Más que nada porque esta visión de la mercadotecnia online tiene un punto muy, pero que muy fuerte: el amor por los contenidos de calidad. Es quizá lo mejor del marketing de contenidos B2C, e incluso los marketeros B2B podrían sacarle partido.
Los contenidos de calidad siempre son beneficiosos
La pregunta fundamental para resolver el entuerto entre ambas metodologías es si se pueden generar leads o hacer crecer una empresa sin poner la calidad de los contenidos por delante. Posiblemente, la respuesta sea no para una empresa novata, ya que es muy difícil salir adelante abusando de la publicidad. Por el contrario, puede que para una empresa grande, la filosofía B2B funcione perfectamente.
Una marca potente puede prescindir de la calidad en los contenidos y hartarse de hacer mailing, haga lo que haga mantendrá un flujo de clientes estable. Pero para crecer hay que ofrecer contenido de calidad sí o sí (y eso se aplica incluso a las supermarcas), y ahí es donde entra el marketero B2C con su mantra «el contenido de calidad es la piedra filosofal».
Los beneficios del márketing B2C
Dado que las empresas B2C dan prioridad al contenido de calidad, el posicionamiento y las redes sociales. La ventaja de esta visión mercadotécnica se desprende de estas tres áreas de actividad. Pero quizá lo realmente bueno, lo mejor del marketing de contenidos B2C es que se fundamenta en la comunicación directa con el cliente, apelando a su inteligencia emocional.
El marketero B2C es como un Jesús Puente de la Red, cree en los sentimientos como motor de las ventas y prefiere explotar el aspecto emocional de la vida. Es por eso que los contenidos B2C elaborados con creatividad extrema y una pizca de empatía funcionan tan bien en redes sociales. Simplemente impactan en el cuerpo amigdalino del usuario y este no puede evitar caer en la red.
La contrapartida es que se corre el riesgo de olvidarse del aspecto racional y terminar obsesionado con el tráfico y la creación de contenidos sin tener en cuenta que generar leads también es importante. Además, dado el carácter emocional de este tipo de metodología marketera, la impulsividad de los clientes puede volver loco a cualquiera que intente analizar los resultados para diseñar planes a largo plazo.