Si se dispone de espacio suficiente, es apropiado mantener las herramientas colgadas, en lugar de guardarlas en unacaja, para su óptimo mantenimiento. No solo se localizarán con mayor facilidad, sino que también se evitarán daños al rozarse unas con otras.
Para el buen funcionamiento de un martillo o una maza, es fundamental que la cabeza y el mango estén bien fijados. Para ello, se puede bloquear la cabeza del martillo si se inserta en el extremo del mango una cuña metálica, que fijará con solidez la cabeza.
Para evitar que la madera de los mangos se seque y se rompa, conviene aplicarle aceite de lino. Las partes metálicas también se deben limpiar cada cierto tiempo con un paño impregnado en una ligera capa de grasa. Si el cotillo (parte metálica) está sucio o rayado, se debe pulir con una hoja de papel de lija de grano medio.
Respecto a las herramientas de medir, basta con guardarlas protegidas de la humedad, limpiar con regularidad las partes metálicas con un trapo impregnado en grasa y tratar las manchas de la madera con aceite de lino.
Las espátulas se pueden limpiar de restos de yeso o cola con una pistola de aire caliente, que funde el material adherido.
Al guardar las sierras, se deben proteger sus hojas y dientes con vainas o gomas para evitar que resulten melladas.
La herrumbre es uno de los principales enemigos de las herramientas. Para protegerlas del óxido, se pueden cubrir con parafina o vaselina. Otra opción es limpiarlas con un trapo impregnado en aceite fino, sin ácidos. Si las herramientas están muy oxidadas, se deben sumergir en petróleo o aguarrás durante varias horas, transcurridas las cuales se frotarán con un cepillo o un estropajo de aluminio.
La caja donde se guardan se puede mantener libre de óxido si se coloca en su interior una bolsita de arroz o una tiza.
Brochas y pinceles
Las brochas y pinceles se deben limpiar después de su uso. Los restos de pinturas al agua se eliminan con agua tibia jabonosa, mientras que las pinturas al aceite se limpian con aguarrás o parafina. Después, se lavan con agua y jabón, se aclaran y se secan.
Si se ha dejado secar la pintura en las brochas, habrá que sumergir las cerdas en disolvente durante varias horas. Para evitar que el pincel descanse sobre el pelo, se debe hacer un orificio en el mango de la brocha (algunas ya cuentan con él) e introducir una varilla para suspenderla del borde del receptáculo que contiene el disolvente.
Si antes de guardarlas se humedecen las cerdas con unas gotas de aceite mineral ligero, se mantendrán blandas y flexibles.
Para evitar que las cerdas se abran, una vez limpias se deben envolver en papel de aluminio sujeto con cinta de embalar.
Herramientas de corte
Las herramientas de corte se deben mantener siempre afiladas. Hay que repasarlas de forma periódica.
Para recuperar el filo de sierras y serruchos, se debe pasar con suavidad una lima por los bordes de los dientes, nunca por encima de ellos, ya que se dañará el dentado. En el caso de las sierras de arco con hoja recambiable, la baja dureza de esta pieza provoca que se rompa en el momento del afilado, por lo que es más rentable sustituirla por una nueva.
Las puntas de destornilladores y escoplos se deben afilar. Para ello, se pasan con mucha delicadeza sobre el disco abrasivo de la amoladora. Otra opción es utilizar de forma manual una lima de grano fino.
Las brocas de metal y pared también son fáciles de afilar, pero este proceso se debe realizar con cuidado. Esta tarea se puede llevar a cabo con un accesorio con dos ruedas abrasivas que giran con el motor del taladro y que restituye los bordes gastados y les devuelve el filo perdido.
Para afilar las tijeras, se puede pasar el filo varias veces por el cuello de una botella de cristal, como si se quisiera cortar el gollete.