Un hombre muere y va al infierno. Allí descubre que hay un infierno para cada país.
Va primero al infierno alemán y pregunta: ¿Qué te hacen acá?
-Aquí primero te ponen frente a un foco de luz durante una hora, luego en la silla eléctrica otra hora, después te acuestan en una cama llena de clavos otra hora, y el resto del día viene el diablo alemán y te da latigazos.
Al personaje no le gustó nada el asunto y se fue a ver en qué consistían los otros infiernos.
Tanto el infierno estadounidense como el ruso y el resto de infiernos de distintas naciones hacían lo mismo. Entonces, ve que en el infierno peruano hay gente esperando entrar.
Intrigado, pregunta al último de la fila: ¿Qué es lo que hacen acá?
-Aquí te ponen frente a un foco durante una hora, en una silla eléctrica otra hora, luego en una cama llena de clavos otros sesenta minutos, y el resto del día viene el diablo peruano y te da latigazos.
-Pero es exactamente igual a los otros infiernos. Entonces, ¿por qué aquí hay tanta gente queriendo entrar?
Porque nunca hay luz, la silla eléctrica no sirve, los clavos de la cama se los robaron y el diablo peruano es funcionario público, viene, firma y se va.