Regalo de Navidad – Personal Trainer

Tenía fe en bajar la panza… el año pasado por navidad, mi mujer me regaló un cupón válido por una semana de entrenamiento personal en un buen gimnasio local.  Independientemente de que yo esté en excelente forma, pensé que era una buena idea  para  intentar detener ese proceso de «barriguita» que a todos los cuarentones nos ataca.

Llamé al gym e hice mi reserva con una personal trainer llamada «Vero» (Verónica), quien se auto-describió como una Instructora de Aeróbic de 26 años, modelo de trajes de baño y  ropa  deportiva. Y al  gym me recomendó que llevara una agenda para ir documentando mi progreso y aquí se los envío:

Lunes:  Empecé  mi  día a las 6:00 A.M. Bastante difícil levantarse de la cama a esa hora pero  todo cambió cuando llegue al gimnasio y vi que Vero estaba esperándome.  Parecía  un diosa griega: rubia, ojos celestes  y  un  gran sonrisa, con unos labios carnosos y espectaculares.

Vero me hizo un  tour y me mostró los aparatos y me tomó el pulso después de 5 minutos en la bicicleta fija. Se alarmó de  que mi pulso estuviera tan acelerado  pero yo lo atribuí a ella, vestida con su  malla  de  lycra metida  en su cola, que  estaba muy cerca de mi…

Disfruté bastante viéndola dar su clase de  Aeróbic, después de terminar mi inspirador día de ejercicio. Vero me estaba  motivando cuando hacia yo mis sentadillas, a pesar de  que ya me dolía la  barriga de tanto meterla para adentro, cada vez que! Vero pasaba junto a mi…

Martes:  Me tome dos jarras de café, pero finalmente logre salir de la puerta de mi casa. Vero hizo que me recostara boca arriba, me puso a levantar una pesada barra de metal y después se atrevió a ponerle ¡¡¡pesas!!!. Mis piernas estaban un poco debilitadas por la cinta pero logré  completar !UN KILOMETRO COMPLETOOO!  La aprobadora sonrisa de Vero y el  guiño cómplice que me realizó hizo que todo valiera la pena…¡me sentía  fantástico!… era una nueva vida para mi.

Miércoles:  La  única  forma  como conseguí lavarme los dientes, fue  poniendo el cepillo sobre el lavatorio y moviendo la cabeza a ambos lados encima de él. Creo que tengo una hernia en los pectorales. Manejar no fue tan fácil: aún con frenar y dar vueltas al volante me dolía hasta el pelo, estacioné encima de una motito… Vero se estaba impacientando  conmigo por considerar que mis gritos molestaban a los demás socios del club.  Su  voz resulta un poco aguda a esas horas de la mañana y cuando  grita se vuelve nasal y es muy molesta. Me duelen las  pelotas cuando me subo a la cinta, así que Vero me subió a la escaladora. ¿Para qué mierda alguien inventó una máquina para hacer algo que se ha vuelto obsoleto con los ascensores? Vero me dijo que me ayudaría a ponerme en forma y a disfrutar la vida…; otra de sus tantas criolladas…. y promesas.

Jueves:  Vero  me  estaba esperando con sus dientes de vampiro y con su sonrisita  estilo Jack Nicholson en Batman. No pude evitar llegar  media hora tarde:  fue el tiempo que me llevé poner los zapatos. La  malvada de Vero me puso a trabajar con  las  argollas pero, cuando se distrajo, salí corriendo a esconderme  en el  baño . Mandó a otro entrenador a buscarme y como castigo, me puso a trabajar en la máquina de remar y….me hundí.

Viernes: Odio a la pendex de Vero más que a cualquier otro ser humano que haya odiado  en  la  historia del mundo. Estúpida, famélica, anémica y sin  cerebro. Si hubiese una parte de mi cuerpo que pudiese mover sin un dolor desesperante, la rompería toda. Vero  quiso  que  trabajara en mis triceps…¡YO NO TENGO TRICEPS!!!…y si no quiere  que joda el piso o lo rompa, que no me pase las barras o cualquier otra cosa que pese más que un sandwich…  La  bicicleta  fija me hizo desmayar y desperté en la cama de una  nutricionista, una  flaca  fea que me dio una cátedra de alimentación sana, ¡claro! la muy pendex no tiene la más mínima idea de lo que es morirse realmente de hambre. ¿Por qué no me pudo tocar alguien más tranquilo, como un maestro de costura o un estilista?

Sábado:  La  dientuda  de  Vero  me  dejó  un mensaje en mi contestador con su vocecita de chillona preguntándome porque no fui hoy. Sólo con  escucharla me dió  ganas de romper a patadas al contestador, pero no tenía la fuerza suficiente ni  para levantarlo, incluso ni para levantar el control  remoto de la tele, así que me tiré 11hs. seguidas viendo el maldito National Geographic… puro pajarito brincando de rama en rama. Ayayay…

Domingo:  Pedí  al chofer de la camioneta de la iglesia que me viniera a  recoger para ir a misa y agradecerle a Dios que esta semana haya terminado.

También recé porque el año que viene, la viva de mi mujer, me regale algo un  poco  más  divertido,  como una endodoncia, o un entretejido o unas sesiones de carboxiterapia ….