Evitando una verdad sin mentir

comadreUna dama venía en un vuelo de EEUU y pidió al cura que venia al lado de ella que le hiciera un favor.

– Padre, ¿puedo pedirle un favor?

-Por supuesto, hija. ¿Qué puedo hacer por ti?

-Mire, Padre, compré una finisima plancha para el cabello para llevar de regalo a mi mamá por su cumpleaños. Viene en caja cerrada y sé que sobrepasa el valor permitido para la aduana y tengo miedo de que me la quiten. ¿Será posible que usted la pase por la aduana por mi? Se me ocurre que quizás, debajo de su sotana …

– Me encantará servirte, hija mía, pero debo advertirte: No puedo decir una sola cosa que no sea la verdad.

– No se preocupe, Padre, con su investidura nadie se atreverá a revisarlo.

Al llegar a la revisión La señora dejó que el padre pasara antes que ella.

Preguntó el Policia:

– Padre, ¿Trae algo que declarar?

Dijo el sacerdote:

-De la cintura para arriba, no tengo nada qué declarar …

El plicia de aduanas pensó que era una respuesta muy extraña, así que le preguntó:

– ¿Y qué tiene que declarar de la cintura para abajo?

– Llevo un maravilloso instrumento diseñado para ser usado por las mujeres, pero que hasta este momento permanece sin estrenar …

Soltando una carcajada dijo el oficial: – ¡Adelante, Padre … El que sigueeee ……….!