Andando por la calle, un abogado vio un letrero que decía: «CLÍNICA MÉDICA. Curamos toda clase de enfermedad. Garantía total o le devolvemos el DOBLE de su dinero», entonces el Abogado pensó:
– Estos se creen vivos, pero como abogado seré más vivo y les sacaré dinero.
Entró a la Clínica y después de pagar su consulta lo recibe el médico sonriente:
-Buenas tardes, que lo trae a Ud. a nuestra clínica?-
…Doctor, perdí el sentido del gusto. No consigo sentir el sabor de nada: café, agua, arroz, pan, helado etc. Será que usted podrá curarme?
– ¡Por supuesto!, – respondió el médico.
Le pidió a la enfermera que le trajera el frasco número 13.
Ella muy diligenciosa le trajo el solicitado frasco lleno de mierda.
El médico llenó una cuchara y se la metió sorpresivamente en la boca al abogado.
– «Qué es esoooooo?»- gritó el abogado. – «¿Está loco? ¡Usted me dio mierda!»
– ¡Que bien, que bien! Veo que recuperó el gusto. Señor, ¡Ud. está curado!
El abogado salió echando chispas de la clínica:
– Que desgraciado! Me agarró de sorpresa, me vio cara de idiota y me la hizo. Pero espérese que me las va a pagar. La próxima vez seré infalible.
Días después volvió a la Clínica. Entró y pagó su consulta. Lo recibió el médico con una gran sonrisa en los labios:
-Hola amigo, de nuevo por aquí?
El abogado:
– ¿Cómo que de nuevo por aquí? ¿Quién es usted? ¿Dónde estoy? ¡Creo que perdí la memoria!
El médico sin pestañear gritó:
– ¡Enfermeraaaa!. ¡Tráigame el frasco número 13!
El abogado exclamó:
– ¿El frasco numero 13? Noooo! ¿De nuevo la mierdaaa? ¡Noooo!
El médico:
– ¡Maravilloso, maravilloso! ¡Recuperó la memoria! ¡ESTÁ CURADO!