En una tranquilo pueblo de España vivía un reconocido torero llamado “El Curro”. Con mucha desgracia para él, muy cerca de su casa se mudó un chino. Este, al verlo y reconocerlo, quiso saludarlo cordialmente, pero, claro, el chino no pronunciaba bien la erre y su saludo quedó así: “buen día, señol culo”.
El Curro, muy enojado, lo dejo pasar por alto, pero al día siguiente se repite el hecho, una y otra vez.
El Curro, entonces, se compró dos perros asesinos y los entrena para atacar al chino. Cuando el chino se acerca a saludarlo, se los manda. El chino advierte que los perros se le vienen encima, saca dos cuchillos de entre las ropas y se apronta para enfrentar a los perros. El Curro se da cuenta que el chino le va cortar a los perros, pega un silbo y los perros entran nuevamente a la casa.
La situación se repite varios dias hasta que, cansado, el chino hace la denuncia en la comisaría . El policía le pregunta:
¿Cuál es su problema?, y el chino le dice:
“Mile, señol policía, mi denuncia es polque los Pelos del culo no me dejan caminal”.
El comisario pensando que el chino esta loco le sigue el juego y le dijo: “ y bueno, amigo, córteselos”.
Y el chino le responde: “Si eso es lo que quielo hacel, pelo cada vez que los voy a coltal el culo silba y los pelos se van pala adentlo.”
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