Nueve puntos de distancia debajo de la Universidad San Martín de Porres. Nueve puntos que pudimos ganar en tres partidos, pero de ellos, sólo hemos podido ganar uno. Tres partidos que bien pueden definir la suerte de Alianza en la temporada.
Las derrotas ante Inti Gas en Ayacucho y Sporting Cristal y el empate ante José Gálvez ayer en Chimbote, se dieron no por virtudes del equipo rival, sino por fatalidades nuestras en momentos determinados, siendo las gotas que llenaron el vaso, los increíbles errores en la definición en el duelo ante los chimbotanos, errores que lamentaremos al final de la temporada, pues son aquellas fallas sinceramente imperdonables.
Ayer fue la primera vez, en los casi cuatro años que Gustavo Costas lleva en Alianza, que lo critiqué con mucha incomodidad y cierto grado de impotencia. Si el partido iba 1-0 arriba, ¿no era conveniente tener el balón? ¿no era conveniente jugar con Neyra? ¿porqué insistir con Hurtado? ¿porqué no se da cuenta que ‘Wally’ Sánchez es un jugador que rinde ingresando en los segundos tiempos?
Aún no me explico las razones que llevaron a Gustavo Adolfo, a sentar a Donny, cuando precisamente con él, se dio una racha importante de victorias que nos llevaron increiblemente a ocupar el segundo lugar en la general. En la cabeza quien, pasa la decisión de sentar a uno de los jugadores con mejor rendimiento en instancias tan decisivas.
Gustavo Costas debió defender la permanencia de José Carlos Fernández y Wilmer Aguirre, pues de seguro, ante los horrores de Hurtado y las fallas de Curiel, debe estarlos extrañando, porque de seguro, debió lamentar más lo ocurrió ayer, que lo sucedido en Ayacucho y en el ‘San Martín’, en que el equipo careció de personalidad.
Gustavo Adolfo, no se trata de que seamos ‘fracasados’ o no como lo dijo en una conferencia de prensa. Esto es Alianza Lima, la institución más grande del país, un equipo que no se puede dar el lujo de perder jugadores a mitad de temporada, para reemplazarlos con futbolistas que carecen aún de roce para actuar en un equipo grande (como el caso de Leiva que fue un fantasma en Sporting Cristal). Los de Hurtado ayer no debe repetirse más, porque como dije, son errores que cuestan un campeonato, el trabajo de una temporada. Si con Neyra nos fue bien, ¿porqué devolverlo a la banca y no confiar en el talento que mostró en el clásico o en el triunfo sobre Juan Aurich?
Y esto también va para Alarcón, quien debe estarse arrepintiendo (lo dudo), de haberse desprendido de José Carlos Fernández y Jhonier Montaño del plantel, pues con ambos, Alianza no sólo generaba, sino también concretaba. Estos son los resultados, de los grandes negocios que Guillermo Alarcón realiza, según él, por el bien del club, cuando en realidad no es así. Practicamente él mismo ha desmantelado el equipo, lo que trae por consecuencia, la temprada despedida al deseo de ser campeón nacional.
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