No es un secreto que luego de los hechos que afectaron a Chile el pasado fin de semana, en el Perú se ha desatado un cierto grado de temor respecto a un posible Tsunami. Es por tal razón, que queremos explicar algunos detalles respecto a este fenómeno, cuyo 90% es provocado por terremotos.
Tsunami proviene del japonés Tsu: Puerto ynami: Ola, que literalmente significa ‘gran ola en el puerto’. Es un grupo de olas de gran energía y tamaño que se producen cuando algún fenómeno extraordinario desplaza verticalmente una gran masa de agua.
La energía de un tsunami depende de su altura y velocidad. La energía total descargada sobre una zona costera depende de la cantidad de picos que lleve el tren de ondas. Este tipo de olas remueven una cantidad de agua muy superior a las olas superficiales que el viento produce. (Por ejemplo, en el maremoto del Océano Indico en 2004, hubo 7 picos).
Hace algunos años, el tsunami era considerado como un huracán, que al igual que los maremotos, podrían ir tierra adentro. Aunque no dejaban de ser olas superficiales producidas por el viento.
Por ejemplo en Chile, posterior al terremoto del 27 de febrero, olas de 15 metros de altura atacaron el archipiélago de Juan Fernández, ubicado a 750 kilómetros de la costa de Chile continental, dejando varias víctimas al desamparo y un sin número de desaparecidos.
El tamaño del tsunami estará determinado por la magnitud de la deformación vertical del fondo marino entre otros parámetros como la profundidad del lecho marino. No todos los terremotos bajo la superficie acuática generan maremotos, sino sólo aquellos de magnitud considerable y su hipocentro se generan en el punto de profundidad adecuado.
Los terremotos son la gran causa de los tsunamis. Para que un terremoto origine un tsunami, el fondo marino debe ser movido abruptamente en sentido vertical, de modo que el océano es impulsado fuera de su equilibrio normal. Cuando esta inmensa masa de agua trata de recuperar su equilibrio, se generan las olas. El tamaño del tsunami estará determinado por la magnitud de la deformación vertical del fondo marino. Si bien cualquier océano puede experimentar un tsunami, es más frecuente que ocurran en el Océano Pacífico, cuyas márgenes son más comúnmente asiento de terremotos de magnitudes considerables (especialmente las costas de Chile, Perú y Japón).
Sistemas de alerta:
México, Japón, Ecuador, Perú, Chile y Hawái disponen de sistemas de alarma y planes de evacuación en caso de un peligroso tsunami. Varios institutos sismológicos se dedican a la prevención de maremotos y su evolución es cubierta por satélites. En los años 20 se dio la primera alerta en Hawái. Luego, se dieron sistemas más avanzados por los tsunamis del 1 de abril de 1946 y 23 de mayo de 1960 que provocaron serios daños en Hawái. En 1949, Estados Unidos creó el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico, que pasó a formar parte de una red mundial en 1965.
Los sistemas de alerta no son del todo eficaces. En ocasiones el terremoto generador puede tener su epicentro muy cerca de la costa, por lo que el lapso entre el sismo y la llegada de la ola será muy reducido. En este caso, las consecuencias son devastadoras, debido a que no se cuenta con tiempo suficiente para evacuar la zona y el terremoto por sí mismo ya ha generado una cierta destrucción y caos previos, lo que hace que resulte muy difícil organizar una evacuación ordenada.
Fuente: Wikipedia