Todo comenzó cuando Maushart se dió cuenta de que no sólo “usaban” la tecnología, sino que “vivían” en ella. Tanto ella como sus tres hijos eran adictos a la tecnología, y parecía que la realidad era vivir para conectarse la proxima vez a Internet o actualizar su perfil en facebook.
Un buen día Maushart, decidió desconectarse de todo. ¿Que hizo? Desconectó la corriente eléctrica de su casa, y con ello, la posibilidad de usar cualquier dispositivo (incluyendo refrigerador y otros) durante seis meses. Llamó a su decisión «The Experiment».
Tanto Susan como sus tres hijos fueron los elementos principales en este “experimento”. Llegados a este punto nos preguntaríamos: ¿Que harían tres adolescentes adictos a la tecnología desconectados de ella? ¿Se hubiesen vuleto locos? Nada de eso pasó.
¿Que hicieron mientras estaban “desconectados”? Su hijo Ben (15), después de ser un completo adicto a la TV y a los videojuegos, descubrió su gusto por la música y comenzó a tocar el saxofón. Su hija mayor Anni (18) no tuvo tantos problemas, y utilizó mucho la biblioteca de la escuela (ya que podían usar Internet fuera de la casa). La hija más pequeña Sussy (14) fue la que más resistencia opuso. Comenzó por mudarse con su padre (Maushart es divorciada) durante seis semanas con el portátil bajo el brazo, y tras su regreso, hizo lo que muchas otras chicas adolescentes hacían antes de las redes sociales y los móviles: Se colgó durante horas al teléfono (de línea fija) para mantenerse al día.
¿Cuál fue la razón? Según Maushart, su familia no “usaba” la tecnología, sino que “la habitaba”, y ella misma se considera una adicta. Si bien cree que desconectarse durante seis meses puede ser poco realista para otras familias, recomienda que al menos se tomen un día a la semana para dejar la tecnología atrás, y que los padres sean mucho más activos a la hora de controlar el tiempo que pasan sus hijos en línea, como ella hace ahora con su hija Sussy, a la que directamente le quita la portátil cuando cree que lleva demasiadas horas conectada.
Maushart publicó el libro “The Winter of Our Disconnect” (El invierno de nuestra desconexión), donde relata que ella y sus hijos redescubrieron placeres simples, como juegos de tablero, libros, viejas fotos, cenas familiares y escuchar música juntos, en lugar de cada uno conectado a su propio iPod.
Actualmente Maushart y su familia hacen uso de la tecnología pero de modo equilibrado.
Un buen ejemplo para todos, ¿no creen? ¿Cuántas horas pasas usando la tecnología, lo que incluye no sólo navegar por Internet, sino ver la TV, jugar videojuegos, usar el teléfono celular o iPod?