Según investigaciones del Hospital Brigham y de Mujeres en Boston, dormir poco o a horas que son inconsistentes con el reloj biológico interno, provoca que el cuerpo humano tenga dificultades para controlar los niveles de azúcar en la sangre.
Estudios en el pasado, tanto en el laboratorio como epidemiológicos, ya habían demostrado este riesgo.
Pero ahora por primera vez los científicos llevaron a cabo un estudio en el que sometieron a 21 individuos a un ambiente controlado en el cual alteraron los patrones de sueño y dieta de los participantes durante un período largo.
El fin de la investigación era simular las horas de trabajo nocturno y analizar su impacto en el organismo.
Science Transnational Medicine publicó los resultados y mostró que los cambios en los patrones normales de sueño, interrumpen los procesos metabólicos del organismo.
Además, los investigadores observaron que algunos de los participantes desarrollaron síntomas de diabetes a las pocas semanas.
El trabajo por turnos fue vinculado anteriormente a otros problemas de salud. En el nuevo estudio, los 21 participantes sanos fueron internados en un laboratorio durante seis semanas.
Los investigadores llevaron un registro de cuántas horas de sueño obtenían y controlaron otros factores como sus actividades y dieta.
Al inicio del estudio los individuos lograron un sueño óptimo, de aproximadamente 10 horas cada noche.
Posteriormente siguió un periodo de tres semanas en las que dormían 5,6 horas por cada periodo de 24 horas, en las cuales debían dormir tanto durante el día como durante la noche simulando el horario de un trabajo de turnos rotativos.
Durante este tiempo vivieron en un ambiente poco iluminado para evitar que la luz normal «reiniciara» su reloj biológico.
En este periodo los participantes intentaban dormir a una hora inconsistente con su ciclo circadiano interno, el llamado reloj biológico, que regula nuestros patrones de sueño y vigilia y muchos otros procesos en nuestro organismo.
Los científicos observaron que esta restricción prolongada del sueño y la interrupción simultánea del ritmo circadiano redujo la tasa metabólica de los participantes.
Y tres de los participantes mostraron niveles de azúcar tan altos después de las comidas que fueron clasificados como «prediabéticos»