En España, trabajadores del Archivo Histórico de Toledo (España), hallaron mientras realizaban trabajos con documentos de hace dos siglos, con dos preservativos de la época elaborados con intestino de cerdo.
Los dos ejemplares, clandestinos y reutilizables, pertenecen a unos años en que el temor a las enfermedades venéreas era cosa viva.
«Fue una sorpresa. Estábamos estudiando la correspondencia del Ducado de Béjar entre 1814 y 1830, cuando encontramos el paquete.
No sabemos a quién pertenezcan pero es probable que procedan de Francia. Su uso era algo común entre la gente pudiente», explica Arantxa Lafuente, directora de la sección Nobleza del archivo.
Estos preservativos estaban diseñados para reutilizarse y, más que como anticonceptivos, eran utilizados como escudos contra la sífilis o la gonorrea.
Para ablandar su aspereza, había que remojarlos en leche y luego, una vez usados, se desinfectaban con agua tibia y se llenaban de polvos de talco o fécula de papa hasta el siguiente uso.
En un extremo estaban cosidos y en el otro tenían una cuerda para ajustarse al propietario. Podían ser de tripa de cerdo o de cordero.
El preservativo masculino se remonta a los egipcios, mil años antes de la era cristiana cuando se utilizaban materiales como tela o vejigas de pescado para contener el semen.