En 2008 intrigado por la constante y misteriosa desaparición de comida de su refrigerador, un japonés, soltero y de 57 años, se llevó una monumental sorpresa al descubrir a una mujer que vivía en un armario de su casa desde hacía meses.
El hombre decidió instalar una cámara de seguridad en su casa para descubrir quién le robaba alimentos de su cocina y se duchaba en su cuarto de baño. Al descubrir en los vídeos a una mujer que se paseaba por las habitaciones en su ausencia, llamó alarmado a la policía.
Los agentes registraron el domicilio de arriba a abajo pero no encontraron señales de que se hubiera forzado la puerta o alguna ventana. Finalmente descubrieron a la mujer, Tatsuko Horikawa de 58 años, que vivía escondida en la parte superior de un ropero con puerta corrediza, un lugar lo suficientemente grande para albergar a una persona acostada sobre una colchoneta.
Tatsuko, que fue detenida, explicó a la policía que no tenía dónde vivir y que llevaba instalada en la casa casi un año, aunque con interrupciones. La policía sospecha que pudo haber instalado escondrijos en los roperos de otras viviendas del barrio. El dueño del domicilio dijo que se trataba de una mujer muy limpia y ordenada.