El mundo se sorprendió a pleno con la caída de una serie de meteoritos sobre las montañas Urales en Rusia en 2013 y que provocó varias explosiones, unos 900 heridos, daños pero sobre todo, una sensación de temor entre los pobladores.
Este fenómeno provocó daños en seis ciudades rusas, además de una enorme estela de nubes provocadas por estas rocas ardientes brillantes.
Una de las ciudades más afectadas es Chelyabinsk, donde hubieron temblores, destrozos de ventadas y el incesante sonido de las alarmas de los automóviles. Pero en Yekaterinburgo, cerca de 100 personas fueron trasladadas al hospital al tener heridas como consecuencia de los vidrios rotos.
Un testigo indicó que la explosión se escuchó durante la madrugada del viernes y las ondas de choque se sintieron en un edificio de 19 pisos ubicado en el centro de la ciudad. De acuerdo a la Academia Rusa de la Ciencias, el meteoro pesó unas diez toneladas con un viaje de 54 mil kilómetros por hora.
«No ha sido una lluvia de meteoritos, sino un meteorito que se desintegró en la capas bajas de la atmósfera», refirió Elena Smirnij, portavoz del Ministerio de Rusia para Situaciones de Emergencia.
Smirnij indicó también que la caída del meteorito no ha sido influencia en los niveles de radiación que se mantienen dentro de los parámetros habituales para la región.
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