El azúcar se ha convertido en un silencioso enemigo para la salud de la humanidad y se esconde en alimentos que uno conoce pero también en otros que para muchos, no provocaría daño alguno.
La prevención es la mejor manera de evitar los futuros males como la diabetes aseguran especialistas. Pero Eve Schaub fue más allá de eso y decidió realizar un experimento junto a su familia, que consistió en intentar alimentarse un año completo sin azúcar o con el mínimo de él.
Ella decidió plasmar su experiencia, la de su marido y sus hijas en el libro «Year of no sugar» («Un año sin azúcar»), que fue publicado el 8 de abril pasado y que muestra los efectos que tuvo para eliminar este producto de su dieta.
Su primer descubrimiento fue que el azúcar tiene «variados rostros» que se esconden detrás de diferentes nombres: sacarosa, azúcar morena, azúcar impalpable, miel, entre otros.
También pudo constatar que todos los alimentos contienen azúcar, incluso en los más insospechados como tocino, aliños, salsa de tomates, condimentos, mayonesa y muchos más.
«Los fabricantes la utilizan porque mejora el sabor de los productos, es un eficaz conservante y es barata, pero tenemos el derecho de saber si nos estamos envenenando a nosotros mismos», comentó Eve.
Relató que en el 2011 decidió realizar el experimento tras ver un video donde un endocrinólogo infantil hablaba sobre el azúcar y sus efectos en el organismo. «Durante muchos días después no podía dejar de pensar en ello. Dondequiera que iba veía azúcar (…) Me acerqué a mi marido y le dije que quería intentar comer sin azúcar añadida durante un año (…) Él fue un gran apoyo», explicó.
Lo sorprendente es que ninguno de los miembros de su familia bajó de peso y el cuerpo empezó a funcionar mejor. Además, el sentido del gusto empezó a modificarse: «Las cosas dulces comenzaron a tener un sabor diferente, casi repelente. Cosas que normalmente se veían muy atractivas, se veían obscenas y repugnantes», contó.
«Nos sentíamos más saludables, parecía que nos enfermábamos menos, que nos mejorábamos más rápido o que los resfríos eran más leves. Mis hijas faltaron significativamente menos al colegio», agregó.
Eve indicó que el objetivo de su libro es que las personas estén atentas a los productos que contienen azúcar y así puedan tomar sus propias decisiones.
«Tenía muchas ganas de que el libro fuera atractivo y fácil de leer. No soy doctora, no soy nutricionista. Soy una mamá que decidió emprender una aventura», afirmó.