Dale permiso siempre para expresar sus miedos, resentimientos o cualquier emoción con relación a su hermano. El niño debe y necesita expresar sus emociones para poder superarlas y para eso, necesita de tu aceptación y ayuda para subliminarlas correctamente mediante juegos y/o dibujos.
Respeta el ritmo de tu hijo del mismo modo que si fuera hijo único y es importante no buscar la igualdad entre hermanos pues cada uno es único y se le debe tratar como tal. Al querer igualarlos se cae muchas veces en injusticias. Cada etapa y edad tiene exigencias diferentes que deben mantenerse y cada niño requiere una adaptación particular (hay niños con los que hay que ser más correctivos y niños con los que se puede ser más relajado).
No trates de darles las mismas cosas, vestirlos de manera idéntica y hacerles regalos al mismo tiempo. Ellos deben aprender desde pequeños que cada uno tiene sus propios privilegios.
Dedica un tiempo de calidad y exclusividad a cada uno de tus hijos y desde pequeños, debes buscar momentos que sean únicos. Y lo más importante, evita las comparaciones pues cada persona es única.
Fomenta también el compañerismo y la armonía entre tus hijos animándolos a compartir juegos y experiencias. Debes aceptar que los hermanos no siempre se llevan bien y que es algo normal que se enojen entre sí. No cohibas esas emociones y debe s poner límites claros a su conducta.