La llegada del hermanito menor

Cuando los padres de familia deciden vivir nuevamente la aventura de tener un hijo, se crea cierta incertidumbre en el primero, sobre todo si tiene dos, tres o cuatro años de edad, quien puede vivir algunos cambios en su personalidad y sentir la necesidad de ser parte de estos cambios en la familia.

Es común que los más pequeños sientan resentimiento o envidia contra el bebé que acaba de llegar, pues éste, de manera no deliberada, les ha desplazado en cuanto a atenciones, apareciendo los típicos celos entre hermanos.

Con la llegada del recién nacido, la familia y los amigos centrarán sus atenciones en él, dejando de lado al hermano (o hermanos). Es una reacción natural y comprensible para quien lo ve desde fuera, pero no para el hijo mayor, que siente perder su lugar de privilegio en el hogar.

Por tal motivo, es probable que el hermano mayor del recién nacido comience a portarse mal y a desobedecer a sus padres porque sienten que esa es la mejora manera de captar la atención de ellos, pero se debe tratar de explicarle a ellos que no es la mejor manera de expresar lo que les pasa.

Para evitar ese problema, se debe ir preparando al niño durante el embarazo para la llegada del bebé, dedicándole mucha atención y cariño, además de haciéndole partícipe de este importante suceso en la vida de al familia.

Al hijo mayor se le debe crear un ambiente de ilusión respecto a la llegada de su hermanito, como por ejemplo, llevándolo al hospital a »conocer» al recién nacido y reforzar los vínculos con el resto de la familia en ese momento tan especial.

Hay que pasar mucho tiempo con él, todo el que el bebé permita. Mientras el recién nacido duerme, o cuando está tranquilo en la cuna, lo ideal es dedicarse en exclusiva, tanto por parte de la madre como del padre, a disfrutar un ratito con su hermano mayor.

Dependiendo de la edad del niño, es interesante que ayude a llevar el carrito del bebé, que traiga los pañales o participe en el baño del bebé. De este modo, se sentirá importante y podrá modificar el sentimiento de rechazo con su hermano pequeño, orientándolo hacia los de protección, cariño y responsabilidad.