¿Qué es lo que nos deja la Navidad?, no tengamos en cuenta las deudas asumidas por tanto compromiso, o las indigestiones por los excesos del licor y la cena.
Tengamos en cuenta, que quizás sea la época del año en que la familia puede reunirse, pero preguntémonos si existe otras oportunidades para reunirnos con los que amamos, quizás el trabajo, los estudios o múltiples actividades que copen nuestra agenda, no nos permiten disfrutar de esos momentos, de que serviría tanto trabajo si al final no podemos compartir nuestro tiempo con los que amamos, o quizás las llamadas que hacemos una vez al año a esos amigos de toda la vida, ¿porqué no lo hacemos más seguido?
De repente nos motivamos a ser generosos con los que necesitan, nuestro prójimo. Sí estamos en la posibilidad de hacerlo más de una vez ¿porqué no lo hacemos sin esperar que sea una fecha especial? Sin esperar que sea sólo Navidad.
Quizás esa noche compartas la mesa y tu cena con alguien que está sólo o que está triste, pregúntante si en el año venidero tendrás más oportunidades de poder hacerlo con otras personas que también necesiten de tu apoyo moral. Más de uno lo necesitará y te lo agradecerá Recuerda que aquella persona a la que ayudas, sea niño, joven, adulto o anciano puede representar a Jesús.
Navidad es una época para perdonar, para no guardar resentimientos y si en el transcurso del año alguien te lastima, perdónalo y olvida. El rencor no nos hace libres, y necesitamos de libertad para vivir intensamente.
Si tienes que cerrar una etapa o una historia, hazlo no vivas tu presente pensando que sigues en el pasado. No es saludable permanecer en una etapa más allá de lo necesario. Cierra círculos, puertas o capítulos y abre otros, aquellos que contribuyan con tu desarrollo como persona y aquellos que te unan a la gente. Búscate una estrella que sea tu guía, y reparte alegría.
Navidad debe ser motivo de inspiración para todo el año, para continuar celebrando el nacimiento de Jesús en nuestros corazones, para celebrar la vida misma.