Los hinchas de Sporting Cristal inflan el pecho cuando recuerdan la campaña de la Copa Libertadores en 1997. Fue la segunda vez que un equipo peruano llegó a una final del certamen continental tras Universitario de Deportes en 1972.
Se trató de una campaña memorable, llena de partidos bien planteados por Sergio Markarián, aunque alguno de ellos se ganó más con el corazón que con la pizarra táctica. La referencia es para el juego disputado el 8 de mayo de 1997 en el estadio José Amalfitani de Buenos Aires.
El rival fue Vélez Sarsfield por la vuelta de los octavos de final del certamen y en el cuadro argentino, el arquero era nada más y nada menos que el polémico paraguayo José Luis Chilavert, quien en la previa, se había despachado con algunas críticas contra el equipo peruano. Con un 0-0 en el juego de ida en Lima, los argentinos eran amplios favoritos para sellar la serie en su casa.
El once que saltó a la cancha de “Liniers” fue el siguiente: Julio César Balerio, Manuel Marengo, Marcelo Asteggiano, Miguel Rebosio, Martín Hidalgo, Jorge Soto, Pedro Garay, Nolberto Solano, Alex Magallanes, Alfredo Carmona y Julinho.
Posteriormente ingresaron Prince Amoako, Adrián Czornomaz (clave para la victoria) y Erick Torres.
En tanto, Vélez Sarsfield salió al gramado de juego con José Luis Chilavert, Víctor Sotomayor, Mauricio Pellegrino, Flavio Zandoná, Christian Bassedas, Claudio Husaín, Marcelo Gómez, Guillermo Morigi, Patricio Camps, Fernando Pandolfi y Martín Posse.
Como se creía en la previa, Vélez Sarsfield tomó el control del partido, dominó la pelota pero no contó con ocasiones claras para superar a Balerio. En el segundo tiempo, los locales quedaron con 10 hombres por expulsión de Husaín. Con la superioridad numérica, Markarián apostó por Amoako y Czornomaz para tener un mayor peso ofensivo.
Así fue. Al minuto 41 del segundo tiempo, una escapada del “Pirata” Czornomaz tras un error argentino en el cobro de un tiro libre, propició un veloz contragolpe que fue bien definido por Jorge Soto. Con el pie derecho, el “Camello” silenció a todo el estadio y en especial al polémico Chilavert.
Los últimos minutos fueron de infarto, con Chilavert disfrazado de delantero. Pero el árbitro chileno Mario Sánchez decretó el final del partido y con eso, uno de los triunfos más importantes de Sporting Cristal y del fútbol peruano en la historia de la Copa Libertadores de América.
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