Desde épocas ancestrales el personaje de la suegra, con razón o sin razón, dio lugar a un mito, el de la suegra entrometida.
Cito el ejemplo de este hombre italiano, quien se divorció apenas a los cuatro meses de casado:
»El matrimonio duró sólo cuatro meses, pero fue un infierno. Creía que las leyendas sobre las suegras malvadas eran sólo una invención. Me vi obligado a cambiar de opinión. Después de la separación llegué a pensar que quería una huérfana de madre como esposa».
Tanto ha sido el descontento del individuo, que eliminó su matrimonio, tanto religioso como civil, gracias al comportamiento de su suegra, a quien consideraba como demasiado entrometida en los asuntos conyugales.
La ex mujer comentó: »Mi madre no es una suegra entrometida, tan sólo se preocupa por el bien de la hija. Mi ex marido no se ocupaba de mí ni de mi hija. Los pocos meses que duró el matrimonio fueron un infierno porque mi ex marido tenía un comportamiento inaceptable, no me amaba ni respetaba».
¿La tensa relación con la suegra puede llegar al extremo de anular un matrimonio religioso?
¿Cuál es su opinión?