La rifa

Un joven de la ciudad se fue al campo y le compró un burro a un viejo campesino por 100 soles. El anciano acordó entregarle el animal al día siguiente. Pero al día siguiente el campesino le dijo:

– Lo siento, hijo, pero tengo malas noticias. El burro murió.

– Bueno, entonces, devuélvame mi dinero.

– No puedo; lo he gastado ya.

– Bien, da igual, entrégueme el burro.

– Y, ¿para qué? ¿qué va a hacer con él?

– Lo voy a rifar.

– ¡Estás loco! ¿Cómo vas a rifar un burro muerto? – Es que no voy a decir a nadie que está muerto, por supuesto.

Un mes después de este suceso se volvieron a encontrar el viejo vendedor y el joven comprador.

– ¿Qué pasó con el burro?

– Lo rifé. Vendí 500 rifas a 2 soles y gané 998 soles.

– ¿Y nadie se quejó?

– Sólo el ganador, pero a él le devolví sus dos soles.

Salmo 129

Un cura va conduciendo cuando ve una monja parada a un lado de la carretera esperando el autobús. El cura se detiene y le ofrece llevarla hasta el pueblo más próximo. La monja acepta y pone el equipaje en el asiento trasero. Al sentarse, su hábito se abre un poco y deja ver una hermosa pierna.

Cuando el cura lo advierte casi ocurre un accidente, consigue controlar el coche aunque no resiste la tentación y pone la mano en la pierna de ella.

La monja mira al cura y le dice:

– Padre, recuerde el Salmo 129.

El cura retira rápidamente su mano y pide disculpas pero sus ojos se resisten a dejar de mirar la pierna, por lo que, poco después, su mano salta de la palanca del cambio esta vez a la rodilla de la monja:

– Padre, recuerde el salmo 129- reitera la monja.

El cura, contrariado retira la mano y trata de disculparse:

– La carne es débil, hermana…

Llegan a su destino y ella mira al cura significativamente y le agradece el favor de haberla acercado a su destino.

El cura prosigue su viaje y cuando llega a su destino corre a ver lo que dice el salmo 129:

– «Sigue adelante e inténtalo. Alcanzarás la gloria».

LECCIÓN:

Esté informado al máximo sobre temas relacionados con su trabajo o se expone a perder grandes oportunidades.

Nacionalidad de Adan y Eva

Un alemán, un francés y un inglés comentan sobre un cuadro de Adán y Eva en el Paraíso que se encuentran viendo en un museo europeo.

El alemán dice: ‘Miren que perfección de cuerpos… ella esbelta y espigada… él con ese cuerpo atlético, los músculos perfilados… deben ser alemanes.’

Inmediatamente, el francés reacciona: ‘No lo creo.  Es claro el erotismo que se desprende de ambas figuras… ella tan femenina… él tan masculino… saben que pronto llegará la tentación… deben ser franceses.’

Moviendo negativamente la cabeza, el inglés comenta: ‘Para nada.  Noten la serenidad de sus rostros, la delicadeza de la pose, la sobriedad del gesto… sólo pueden ser ingleses.’

Mientras que los gringos siguen observando la maravilla del cuadro, pasa un peruano quien había escuchado la discusión y exclama: ‘No estoy de acuerdo!!!!    Miren bien… no tienen ropa, no tienen zapatos, no tienen casa, no tienen plata.  Sólo tienen una pobre manzana para comer y para colmo, está prohibida.  No protestan y todavía piensan que están en el Paraíso… ¡No hay vuelta que darle, esos cojudos tienen que ser peruanos!!’

El encargado de la Fotocopiadora

Hace más de 15 años las empresas tenían una sola fotocopiadora porque eran muy grandes y caras, así que había un centro de fotocopiado para todo un edificio y todos acudían ahí para sacar copias. Sin embargo la confianza de las secretarias con el encargado (Juan) le produjo a este último un problema con su novia por mensajes como estos dejados en su pizarra:

– “Por favor Juan, házmelo lo más rápido que puedas, porque el Gerente me lo va a pedir ahora.”

– “Juan, sé bueno… házmelo como la otra vez, ¡porfis!”

– “Juan,…. hazme cuatro rapidito, pero bien. Tú sabes cómo me gusta.”

– “Juan, la quiero por los dos lados, y fíjate bien que por detrás tiene que entrar todo.”

– “¡Vamos Juan, primero a mí, que lo estoy necesitando súper urgente!”

– “Juan, te pido especialmente que cuando la saques, se vea lo mejor posible.”

– “Juan, hazlo rápido o lento, como quieras, pero que salga bien.”

– “Juan, préstame atención… ¡Estoy atrasada!”

– “Juan, mire que es ancha y larga, así que póngala derechita para que no quede nada afuera… ¿okis?”

– “Juan: ¡No te olvides de sacármela toda por favor!”

La anciana testigo

Los Abogados jamás deberían hacer una pregunta a una abuela si no se encuentran preparados para la respuesta.

Durante un juicio en un pequeño pueblo, el abogado acusador llamó al estrado a su primera testigo, una mujer de avanzada edad.

El abogado se acercó y le preguntó: – Sra. Fortunata: ¿sabe quién soy?

Ella respondió: – Sí, lo conozco señor López. Lo conozco desde que era un niño y francamente le digo que usted resultó ser una gran decepción para sus padres. Siempre miente, cree saber de todo, es muy prepotente, abusivo, engaña a su esposa y lo peor de todo, manipula a las personas. Se cree el mejor de todos cuando en realidad es un pobre hombre. Sí, lo conozco….

El Abogado se quedó perplejo, sin saber exactamente qué hacer. Apuntando hacia la sala, le preguntó a la sra. Fortunata: -¿Conoce al abogado de la defensa?

Nuevamente ella respondió: -Claro que Sí, Yo también conozco al señor Pérez desde que era un niño. Él es un flojo y medio raro, y tiene problemas con la bebida. No puede tener una relación normal con nadie y es el peor abogado del Estado. Sin mencionar que engañó a su esposa con tres mujeres diferentes, una de ellas la esposa suya, ¿recuerda?. Sí, yo conozco al Sr. Pérez. Su mamá tampoco está orgullosa de él.

El abogado de la defensa casi cae muerto.

Entonces, el Juez llama rápidamente a los dos abogados para que se acerquen al estrado, y les dice:

-Si alguno de los dos, le pregunta a esa vieja si me conoce, los mando a la silla eléctrica a los dos.

Conversacion de recién casados

Esta es una conversación típica de una pareja de recién casados y luego la misma 25 años después:

—————————– o ——————————–

EL: ¡¡Si!! Por fin. Que dura fue la espera. No podría aguantar ni un minuto más.

Ella: ¿Quieres dejarme?

EL: Nooo. ¿Estás loca? Ni siquiera lo pienses.

ELLA: ¿ me amas?

EL: Por supuesto, una y otra vez

ELLA: ¿Alguna vez me has sido infiel?

EL: Noo! Solo pensarlo me da asco.

ELLA: ¿Me besarías?

EL: En cada oportunidad que tenga

ELLA: ¿Me harías sufrir?

EL: Sabes que no soy ese tipo de hombre

Ella: ¿Puedo confiar en ti?

EL: Si

Ella: Mi amor!

———– o ————-

25  AÑOS DESPUÉS…

AHORA……..LEE HACIA ARRIBA