Fueron dos tiempos en el partido. En el primero, Juan Aurich sometió a Alianza y fue superior durante 45 minutos en los que el marcador pudo ser un poco más holgado que un 1-0. En la segunda parte, Alianza fue más, pero apeló al corazón que al fútbol bien elaborado y así ¿se puede jugar?
Lo comentamos en el artículo anterior: Hay que tener mucho cuidado con Juan Aurich. El «Ciclón» armó un plantel interesante y decidido a pelear sí o sí por el título nacional a fin de año. Es más, centrémonos del medio para adelante, donde puede hacer daño con tres delanteros que pueden herir a cualquier defensa con el juego con los pies y con el juego de cabeza: Roberto Ovelar, Hernán Rengijo y Germán Pacheco.
Alianza Lima salió así al partido:
En realidad, los nombres no variaron respecto al partido ante León de Huánuco. Solo ingresó Guillermo Guizasola en lugar de Luis Trujillo en la banda izquierda. El primer tiempo se caracterizó por dos factores: El juego fuerte (principalmente de Molina) y las imprecisiones de Gabriel Costa.
El juego fuerte es un punto que deberíamos agregar en este análisis. Molina vio la amarilla antes de los 10 minutos del partido y eso condiciona el accionar del jugador, más aún si se trata de un volante de primera línea, de aquel que tiene que destruir las jugadas del contrario.
El uruguayo Costa quiso ir de menos a más pero lució ansioso en el partido, demasiado ansioso. ¿Presión? Quizás, porque se supone que debe ser el hombre que administre la pelota en Alianza, que genere las principales ocasiones de riesgo en un plantel que careció de «10» por mucho tiempo.
Si Costa no funciona, es difícil que la pelota llegue a los pies de Aguirre y Guevgeozián. Aurich aprovechó esos momentos imprecisos de Alianza pero no fue contundente. En algunos pasajes del partido, la defensa de Alianza pudo controlar a Ovelar y a Pacheco, pero se le hizo difícil darle caza a los laterales Cuba y Céspedes. Así fluyó el primer tiempo, con un Alianza que sufrió un gol anulado a Walter Ibáñez.
En la segunda parte, el cambio de mentalidad fue notorio. Alianza salió enchufado al gramado de juego y rápidamente se encontró con el gol del empate. Centro de Roberto Guizasola a la cabeza de Mauro Guevgeozián y el uruguayo anticipó a la defensa chiclayana con una «palomita» que hizo imposible el intento de Goyeneche por evitar el gol.
El empate le dio otro ritmo al partido. Alianza se animó, a la desesperada, pero se terminó animando por empujar más hacia el ataque. Los ingresos de Ponce y Khan le dieron más rapidez e ideas al equipo y merecimos los tres puntos. Pero la falta de definición y un grosero error del árbitro Michael Espinoza, resultaron gravitantes para que Alianza evite sumar una victoria en su primer partido oficial jugando en el estadio «Alejandro Villanueva».
El empate no es malo porque se sumó ante un rival duro como Juan Aurich, que jugó al estilo que le gusta a Roberto Mosquera y que le dio frutos en el Sporting Cristal campeón del 2012. Por ahora, Sanguinetti tiene que replantear ciertas cosas como por ejemplo la titularidad de Molina y la no inclusión desde el inicio de Paulo Albarracín y del propio Junior Ponce.
Eso si, los árbitros deben poner de su parte y trabajar por el bien del espectáculo. El penal de Céspedes a Ponce fue más que evidente y Espinoza evitó el cobro, creyendo que se trató de una simulación del aliancista para comprar una falta. Aquí faltó la comunicación del juez principal con su asistente, algo primordial para el trámite del partido y las dudas que pueden existir relacionadas a una falta.
La tercera fecha del Torneo del Inca 2014 tendrá a Alianza visitando en Moquegua al San Simón este domingo a la 1:30 de la tarde.
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