Los 40 años del cubo de Rubik

500px-rubiks_cube_scrambledsvgNiños, jóvenes, adultos ¿Quién no ha jugado con el Cubo de Rubik? Este didáctico juego acaba de cumplir 40 años de existencia y goza de la preferencia de millones de personas alrededor del mundo, quienes ponen en práctica su habilidad para que todos los colores coincidan.

El famoso cubo fue construido en 1974 por el profesor de arquitectura húngaro Erno Rubik. Lo creo como una herramienta escolar para ayudar a sus estudiantes a entender los objetos tridimensionales, lo llamó cubo mágico y fue vendido por Rubik a Ideal Toy Corp en 1980 para que sea comercializado en todo el mundo.

Con motivo de la celebración por los 40 años del juguete, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso denominó al experimento de Rubik como un ícono del ingenio europeo «Por ser un estímulo y recuerdo para todos los europeos de que tenemos el talento y las habilidades necesarias para estimular la economía europea, crear empleos y construir un crecimiento sostenible”.

El Cubo de Rubik encarna la gran complejidad de la ciencia asociándola a un aspecto lúdico y es un fiel símbolo del paso del caos al orden.

 

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¿Se puede vivir sin probar azúcar?

El azúcar se ha convertido en un silencioso enemigo para la salud de la humanidad y se esconde en alimentos que uno conoce pero también en otros que para muchos, no provocaría daño alguno.

La prevención es la mejor manera de evitar los futuros males como la diabetes aseguran especialistas. Pero Eve Schaub fue más allá de eso y decidió realizar un experimento junto a su familia, que consistió en intentar alimentarse un año completo sin azúcar o con el mínimo de él.

Ella decidió plasmar su experiencia, la de su marido y sus hijas en el libro «Year of no sugar» («Un año sin azúcar»), que fue publicado el 8 de abril pasado y que muestra los efectos que tuvo para eliminar este producto de su dieta.

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Su primer descubrimiento fue que el azúcar tiene «variados rostros» que se esconden detrás de diferentes nombres: sacarosa, azúcar morena, azúcar impalpable, miel, entre otros.

También pudo constatar que todos los alimentos contienen azúcar, incluso en los más insospechados como tocino, aliños, salsa de tomates, condimentos, mayonesa y muchos más.

«Los fabricantes la utilizan porque mejora el sabor de los productos, es un eficaz conservante y es barata, pero tenemos el derecho de saber si nos estamos envenenando a nosotros mismos», comentó Eve.

Relató que en el 2011 decidió realizar el experimento tras ver un video donde un endocrinólogo infantil hablaba sobre el azúcar y sus efectos en el organismo. «Durante muchos días después no podía dejar de pensar en ello. Dondequiera que iba veía azúcar (…) Me acerqué a mi marido y le dije que quería intentar comer sin azúcar añadida durante un año (…) Él fue un gran apoyo», explicó.

Lo sorprendente es que ninguno de los miembros de su familia bajó de peso y el cuerpo empezó a funcionar mejor. Además, el sentido del gusto empezó a modificarse: «Las cosas dulces comenzaron a tener un sabor diferente, casi repelente. Cosas que normalmente se veían muy atractivas, se veían obscenas y repugnantes», contó.

«Nos sentíamos más saludables, parecía que nos enfermábamos menos, que nos mejorábamos más rápido o que los resfríos eran más leves. Mis hijas faltaron significativamente menos al colegio», agregó.

Eve indicó que el objetivo de su libro es que las personas estén atentas a los productos que contienen azúcar y así puedan tomar sus propias decisiones.

«Tenía muchas ganas de que el libro fuera atractivo y fácil de leer. No soy doctora, no soy nutricionista. Soy una mamá que decidió emprender una aventura», afirmó.