Jake, un rat terrier de unos siete kilos, se recuperaba en casa del susto que le dio un tiburón en los Cayos de Florida, en cuyas mandíbulas estuvo a punto de morir devorado, informó CNN en 2008.
Su dueño, Greg LeNoir, se lo llevó a la playa para su paseo diario, y el animal no dudó en meterse en el mar. De repente, un tiburón de casi dos metros de largo apareció y prácticamente se metió al perro entero en la boca.
Al verlo, LeNoir se tiró corriendo al agua y nadó directo hacia el escualo. Tras golpearlo varias veces en el lomo, el tiburón dejó en paz al perro y se marchó.
Pese a los nervios, dueño y mascota lograron llegar a la orilla, y aunque Jake sufrió varias mordeduras, sus heridas no fueron graves.