La diabetes infantil se puede prevenir desde el nacimiento del bebé

La diabetes infantil es la segunda enfermedad crónica más común en la infancia, debido al crecimiento del índice de obesidad infantil, asociado a una vida sedentaria y malos hábitos alimenticios.

La diabetes infantil (Diabetes Mellitus Tipo 1) supone entre el 10 y el 15 por ciento del total de la diabetes t es la segunda enfermedad crónica más frecuente en la infancia.

Este mal se caracteriza por una alteración en la producción de la hormona insulina por el páncreas o por una resistencia a la acción de la insulina en el organismo. La insulina ayuda al organismo a transformar en azúcar en energía, promoviendo el buen funcionamiento del cuerpo humano.

La cantidad de insulina liberada depende mucho de la cantidad de azúcar que se ingiere. A más alimentos con carbohidratos consumidos, el páncreas trabajará mucho más de lo normal.

La diabetes tipo 1 es una enfermedade frecuente en la infancia y se caracteriza por la falta de producción de insulina y por un aumento de la glucosa en la sangre. de forma que medirse la glucosa en sangre varias veces al día, auto inyectarse insulina de forma subcutánea y realizar una dieta adecuada, son algunos de los pilares importantes de su tratamiento.

¿Cómo prevenir la diabetes en los niños?

Este mal se puede prevenir desde el nacimiento de los niños. La prevención puede empezar con la lactancia materna, evitando la alimentación artifical, rica en azúcares innecesarios durante esta fase.

Es necesario que los niños disfruten de una alimentación saludable así como de actividades físicas, evitando que lleven una vida sedentaria, permaneciendo mucho tiempo delante de la televisión, el ordenador o los videojuegos.

Los niños requieren de una dieta rica en fibras y pobre en azúcar. Lo preferible es disminuir la ingesta de azúcares de absorción rápida como el azúcar refinado, moreno, cristal y de miel, y sustituirlos por los azúcares que ya existen en las pastas y frutas.

Consecuencias de la diabetes en los niños:

Esta enfermedad puede provocar pérdida de visión, infarto, derrame, enfermedades pulmonares e insuficiencia renal.

Por este motivo, es importante prevenir fundamentalmente la cetoacidosis, que es una complicación grave y conlleva un riesgo vital si no se trata de forma precoz. Puede presentarse tras un período durante el que los síntomas pueden ser leves y en ocasiones pasar desapercibidos o hacerlo de manera brusca, como ocurre en los niños más pequeños.