Los cítricos en los niños

La manzana y la pera son las primeras frutas que se le da al bebé en su proceso de alimentación, pero a ellas se le pueden agregar cítricos como la naranja y la mandarina.

Por su alto contenido en vitamina C, los cítricos intervienen en la formación del colágeno, huesos y los dientes, además de los glóbulos rojos. Favorecen la absorción del hierro de los alimentos y aumentan las defensas en caso se presenten infecciones.

La vitamina C, se presume, actúa como un escudo protector contra los resfriados, aunque hay investigaciones que desechan esa posibilidad.

Eso si, su consumo es beneficioso durante la temporada de invierno, cuando se producen ciertos altibajos en el sistema de defensas de los niños, quienes son vulnerables ante los resfriados e infecciones.

Los cítricos se pueden incluír en las dietas de los bebés a partir de los 6 meses de edad, pero al ser alergénicos en potencia, hay pediatras que recomiendan retrasarlos hasta el año de edad, en caso existan antecedentes de atopia en la familia o si se observa que provoca en el bebé malestares como ardor, reflujo, cólicos, gases o heces ácidas.

¿Cómo preparar las frutas?

La forma más habitual de consumo es al natural. Durante los primeros meses se ofrecen las frutas trituradas o combinadas entre sí, aunque deberán introducirse solas por separado durante dos o tres días para comprobar que no provocan reacción alérgica.

También se pueden ofrecer en gajos sin semillas (pero no veas cómo les queda la ropa) y controlando en todo momento al bebé para evitar que pueda ahogarse con la piel de los gajos.

El zumo de naranja o de mandarina es un clásico para los bebés porque es sano y refrescante, pero hay que dárselo con moderación pues pueden tener consecuencias en la salud del bebé. Es recomendable dárselo en cuchara en lugar del biberón, porque existe una exposición prolongada de los dientes a líquidos que contengan hidratos de carbono, y se produce lo que se conoce como caries de biberón.

Eso sí, es coveniente consumirlas apenas sean exprimidas para que pierdan su valor nutritivo. Tampoco se le debe añadir azúcar. Recién a partir de los 18 meses se le pueden ofrecer los cítricos en forma de mermeladas, en postres, en forma de cremas o mousse.