El Maracanazo (El día que Brasil lloró)

Uno de las páginas más exitosas en la Historia de los Mundiales se escribió el 16 de Julio de 1950 en Río de Janeiro, durante el Mundial disputado en Brasil. Ese día, el fútbol brasileño registró el más duro golpe recibido en su historia, denominado en la historia como el ‘Maracanazo’, en la cual Uruguay sorprendió al mundo derrotando al ‘Scratch’ en su propia casa y ante su público en la final de aquel certamen.

Cerca de 173 850 espectadores asistieron al estadio Jornalista Mario Filho ‘Maracaná’, esperanzados en la obtención de la Copa Jules Rimet por parte de Brasil. Fue la cifra más grandiosa de personas que presenciaron un partido de fútbol en la historia.

Brasil llegó como favorito invicto a la final. En la instancia definitiva de cuatro equipos, había acumulado  cuatro puntos gracias a sus triunfos sobre España y Suecia.  En el partido definitivo, lo esperaba Uruguay, que había sumado tres puntos antes de su choque  con el ‘Scratch’. A pesar del favoritismo de Brasil para este partido, el equipo charrúa también tenida lo suyo, pues en ese momento, era el equipo más laureado del planeta con dos medallas de oro en Juegos Olímpicos, un Título Mundial en 1930 y ocho Copas de América.

Lo que sucedió en el partido, es algo que hasta ahora no se puede explicar. La lógica dio la razón en el primer gol de Brasil, convertido por Friaça a los dos minutos del segundo tiempo. Con ese panorama, el triunfo ‘holgado’ brasileño parecía estar asegurado.

Fue en ese partido que nació la denominada ‘‘Garra Charrúa’’. A los 21 minutos, Juan Antonio Schiaffino puso el empate, que también le valía a Brasil para coronarse. Sin embargo, los brasileños siguieron confiando en el triunfo de su equipo, cuando a 11 minutos del final, Alcides Chiggia anotó el segundo gol uruguayo y decretó el impresionante silencio en el ‘Maracaná’.

El resto pasó a ser ya otra historia. Brasil insistió en llegar al empate. No lo consiguió. Uruguay había logrado la gesta más grande en su historia y en la de la Copa del Mundo.

Para los brasileños, aquella final en Maracaná representó una tragedia nacional. Se cancelaron eventos para celebrar el título e incluso se reportaron muchos suicidios en medio del país más futbolero del mundo.  A tal punto fue la sorpresa, que cuando el partido aún estaba empatado, el presidente de la FIFA Jules Rimet, se dirigió a los vestuarios para preparar su discurso de felicitaciones para Brasil, pero cuando volvió al terreno de juego (ya terminado el encuentro) se llevó la sorpresa de no ver ningún festejo, ya que Uruguay había logrado la hazaña. Tanto fue su desconcierto, que prácticamente a escondidas, le entregó el trofeo de campeón al capitán uruguayo Obdulio Varela.

El portero brasileño Barbosa, antes de su muerte,  registró en esta frase todo el lamento del pueblo brasileño ante tal derrota:

‘’En mi país, la máxima condena para un crimen es de 35 años. Hace casi 50 años que aún no consigo pagar esa pena que me impuso el pueblo brasileño’’.

Y es que Barbosa, luego de aquel partido, no volvió a salir del estadio e incluso, llegó a encarar juicios penales por traición a la patria y fue declarada persona no grata por la afición brasileña. Jamás se casó, fue abandonado por su novia y condenado por la sociedad a vivir en la ignominia y la soledad absoluta.

Pasarán los años y el ‘Maracanazo’ será tan recordado por ser el suceso más grande en una final de Copa del Mundo. Aquella tarde, en Rio de Janeiro, se dio a conocer al planeta, la ‘Garra Charrúa’.

 

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